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«Tengo el convencimiento de que la cueva de Agarre nos va a dar nuevas y grandes alegrías»«A estas alturas de mi carrera ya no me involucro en cualquier proyecto. Elijo los que considero interesantes y que merecen la pena. Y si he apostado por continuar con las prospecciones arqueológicas en la cueva mendaroarra de Agarre es porque tengo el convencimiento ... de que este yacimiento va a seguir dando nuevas y grandes alegrías».
Son palabras del catedrático del departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV/EHU Alvaro Arrizabalaga, que en julio volverá a dirigir una nueva campaña de excavaciones arqueológicas en la cueva situada en el valle del río Kilimon. Las prospecciones se prolongarán «durante unas dos o tres semanas» y las expectativas son «altas».
Según explicó el propio Arrizabalaga en una visita a Agarre realizada la tarde del pasado viernes, «la gente de Mendaro ya conocía esta cueva desde hace muchos años pero no fue hasta 1966 cuando se produjeron los primeros hallazgos arqueológicos en ella».
Estos vieron la luz «durante las primeras excavaciones serias que lideró Juan Mari Apellaniz», en las que se obtuvieron «sobre todo, cerámicas de la Edad de Bronce y restos humanos de hace entre 3.000 y 5.000 años; en cualquier caso, materiales posteriores a la última glaciación».
Sin embargo, «uno de mis alumnos que estaba analizando las azagayas (puntas de lanza) encontradas en los yacimientos de Gipuzkoa para su trabajo de posgrado se percató de que algunas de las localizadas en Agarre podían ser del Paleolítico, por lo que pedimos las llaves de la cueva a la Diputación Foral de Gipuzkoa y en el verano de 2018 volvimos a entrar en la cueva».
Apenas llevaban unas jornadas excavando cuando, para su sorpresa, «el mismo día nos encontramos una representación de arte rupestre y parte de un colgante espectacular con una cabeza de una cabra grabada de frente».
La pintura, que calculamos «puede ser de hace unos 25.000 años» está realizada a base de puntos rojos y en ella se identifica «la espalda y la pata posterior de un animal», mientras que el colgante «es una pieza del final del Paleolítico Superior, muy similar a otra que se encontró en la cueva Berroberria de Urdazubi».
Ese colgante se localizó «entre la tierra que había sacado un tejón para hacer su madriguera», por lo que «la parte que falta no puede estar muy lejos». De hecho, encontrarla es uno de los grandes objetivos de esta nueva campaña de excavaciones.
La irrupción de la pandemia paralizó las prospecciones arqueológicas en Agarre, que se retomaron el pasado año con una campaña «muy productiva».
No en vano, en ella se sacaron a la luz «unos 400 restos entre los que había cachos de huesos, puntas o pedernales». Sin embargo, el trozo que falta para completar el colgante de la cabra sigue sin aparecer: «Si este verano damos con él la campaña sería todo un éxito», sentencia Arrizabalaga.
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