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Un vecino de Mendaro camina por las calles anegadas.

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Un vecino de Mendaro camina por las calles anegadas. Amagoia Zabala
Temporal en Gipuzkoa

«Nadie en el barrio podía dormir; daba miedo ver cómo estaba el río»

Relato en primera persona de las horas de tensión en Mendaro por la riada. «Nos quedamos sin luz. La oscuridad se adueñó del barrio, igual que lo hizo el agua»

Amagoia Zabala

Viernes, 10 de diciembre 2021

Las riadas han dejado marcada Mendaro. La primera costura abierta, la más visible, fue el corte de la carretera N-634 de acceso a la localidad, que mantuvo incomunicado casi todo el día el pueblo y el hospital, hasta que pasadas las 18.00 horas se pudo reabrir la vía desde Elgoibar. Las huellas del desbordamiento del Deba y de su afluente, el Kilimón, afectaron también de lleno a los vecinos del barrio de Garagartza. Este es el relato en primera persona de las horas de tensión vividas por una de sus vecinas, desde que se recibe el primer aviso hasta que el río acaba entrando en garajes y casas.

Jueves, 15.00 horas. El whatsapp del grupo de vecinos de los bloques 21, 19 y17 del barrio Garagarza bulle con mensajes de aviso por lo que decían iba a venir. El río Deba a su paso por Alzola había alcanzado la alerta amarilla y el Kilimón, afluente del primero, comenzaba a subir. Llegan fotos del río, las gráficas informativas sobre el caudal, la alerta que decía que las próximas 12 horas iban a ser las peores… En paralelo, comienza el ajetreo entre la vecindad. Se sacan coches y motos de los garajes, se suben trastos a altillos o pisos superiores... Ahí estaba yo, hecha un manojo de nervios, intentando poner a salvo todo aquello de valor que tenía en el garaje.

16 horas. Como ocurre en este tipo de ocasiones, muchas personas nos juntamos alrededor de Luis Mendikute. Fue el primer vecino al que le entró el agua. Para las cuatro de la tarde, las claquetas de río se cerraron. Estos sistemas se cierran una vez el agua alcanza un nivel alto y no deja que el río Kilimón entre por el alcantarillado. Se avisó a los bomberos, que trataron de extraer agua con motobombas, pero nada valía. Dos horas después, dejaban estas tareas. En la calle se anegaba la casa de Luis Mendikute, Txoferranekua, Mateo y los garajes de los pisos de Gartzia. Hace diez días ya sufrimos una riada, de menor gravedad. Sabíamos que iba a subir más, porque la pleamar era a las 20.30 horas.

19 horas. Hacia esa hora nos quedamos sin luz. La oscuridad se adueñó del barrio igual que lo hacia el agua. Salvar el ascensor era el objetivo principal, además de poner a resguardo lo que había en los garajes. Subí todo al segundo piso del bloque, mientras otros vecinos se encargaban de las plantas, alfombras y motobombas de la comunidad. Cuando lo veíamos todo perdido, el agua se paró y comenzó a bajar… La alegría fue inmensa, pues todos creímos que ya habíamos superado la riada. Los medios de comunicación avisaban de que lo peor estaba por llegar, pero pensábamos que en nuestro caso ya lo habíamos pasado. Hacia las 22 horas, me voy a la cama, cansada de tanta tensión.

23.30 horas. Me despiertan cuatro llamadas telefónicas de un vecino desesperado que se encontraba de vacaciones y había dejado su coche y moto dentro del garaje. Me pedía ayuda, pues otro vecino le había dicho que no podía echarle una mano porque el agua había alcanzado los 25 centímetros en el portal y garajes. Bajé corriendo al portal y vi lo que no quería ver. Había agua, mucha agua. Tuve que llamarle diciéndole que no podía ayudarle y que llamara a la Ertzaintza, pero estos le dijeron que no podían venir, pues estaban desbordados por la situación. Salí a la calle por la parte trasera de las viviendas y localicé a los vecinos del número 17, que estaban agobiados viendo que el agua llegaba también a sus garajes. Les expliqué la situación y logramos entrar en la casa del vecino angustiado, cogimos las llaves y dos valientes vecinos entraron con ropa de pescador en el garaje del bloque 21 y lograron sacar el coche y la moto. A partir de ahí, la situación se fue complicando… Ya nadie pensaba en dormir y quienes nos encontrábamos en la calle fuimos a ver el Deba, que daba miedo del caudal que traía…

Viernes, 01.00 horas. El acceso a Deba se cerró y ya entendimos que la noche iba a ser larga y complicada. El agua subía sin parar. El portal 17 se anegó y así los 40 garajes… En el nuestro, a las 05.00 horas había más de un metro. Cerraron Alzola. Mendaro estaba incomunicada. Los vecinos más veteranos explicaban que más que la marea, condicionaban Arrasate y Mallabia, municipios altos por donde baja el Deba. Fuera lo que fuese, no había explicación, pues no llovía con tanta intensidad, pero el agua no dejaba de subir.

Viernes, 07.30 horas. El pico más alto llegó a las 7.30 horas. El agua rodeaba todo Garagartza, llegando hasta la altura del Gaztetxe. En nuestro garaje, creíamos que habría unos dos metros. El ir y venir de la gente de Mendaro a nuestro barrio era una constante. La gente no podía salir del pueblo, por lo que todo el mundo venía a ver cómo nos encontrábamos. Muchos vecinos estaban atrapados sin poder salir. Luis Mendikute estaba con más de 3 metros de agua en su casa… Tristeza, agobio, impotencia. A las 8.00 comenzó a bajar, en media hora bajó 15 centímetros… y así hasta que a las 10.00 pude entrar en mi garaje y ver flotando ruedas, armario, trineos, maderos... El agua había alcanzado los 1,6 metros.

Viernes, 11.00 horas. No es la primera riada que sufrimos, pero sí la más grande en muchos años, y la mayor desde que se realizó la obra de canalización. Escobas, motobombas, mangueras… Los chavales del barrio, que no tuvieron ikastola porque muchos profesores no pudieron acudir al centro, echaron una mano y ayudaron a limpiar. La parte bonita de esta historia es la solidaridad. La sorpresa al bajar el agua es que esta apenas ha traído barro y eso ayuda mucho en las tareas de limpieza. La gente del barrio está cansada de la situación y se le ha pedido al alcalde que hable con la agencia vasca del agua (URA) y se haga algo: Una segunda fase de la canalización, dragar el Deba, el Kilimón, colocar motobombas en los sumideros... Lo que sea, pero algo que nos ayude.

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