«En cuanto oímos gritos, mi pareja y un amigo fueron a ayudar sin dudarlo»

«He visto las llamas desde la parte de atrás del edificio. Han sido momentos duros. No sabíamos si había más gente, después nos enteramos de que en el balcón estaban otras dos personas. Lo hemos pasado mal hasta que hemos sabido que ya estaban todos fuera». Ella se encargó de hacerse cargo de los perros de una de las familias afectadas. También se quedó «lo más cerca posible» de las vecinas del piso de arriba, «que son personas mayores» y quería asegurarse «de que no estuvieran muy nerviosas». Fueron justamente su novio y su amigo quienes «les avisaron del incendio» para que desalojaran.

«Nos han avisado ellos», asegura Regina Recube mientras regresa a su vivienda para «coger alguna cosa que necesitamos, como medicamentos», antes de ir a hacer noche a casa de su hija hasta nuevo aviso. Confía en volver pronto a su hogar, que asegura que «no ha sido afectado», pero «al encontrarse pared con pared con el edificio quemado, por precaución, no podemos seguir aquí hasta que los profesionales se cercioren de que todo está bien».

Como ella, han sido desalojadas un total de cinco personas de dos edificios colindantes. Uno de ellos es el palacio Olazaharra Mizkia, declarado monumento histórico-artístico. Fue construido a finales del siglo XVII por el capitán Lucas de Olazarra y de Mizquia.