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Una densa columna de humo marcó este domingo el amanecer en Mutriku, que estos días celebra sus fiestas. Pero el fuego que generó esa humareda nada tenía que ver con las 'madalenas'. Salía de un edificio en pleno casco viejo de la localidad costera, ... en un inmueble situado en el portal número 6 de la calle Barrenkale. En el balcón del tercer piso, «una mujer y su hijo pedían auxilio mientras el fuego les alcanzaba por detrás», hasta que finalmente fueron rescatados y evacuados al Hospital de Cruces por quemaduras e inhalación de humo, explica María Jesús Guridi, que tiene una pequeña tienda justo al lado de donde se originó el fuego. Fue precisamente ella quien dio la voz de alarma y llamó a los Bomberos al ver que los vecinos de este piso «estaban preparados hasta para saltar». Al parecer, la madre tenía quemaduras en la pierna y el hijo, en las manos; además ambos resultaron intoxicados por inhalación de humo, pero su estado no reviste gravedad. Al mismo tiempo, una pareja con su bebé y varios perros intentaba salir de su vivienda en la segunda planta. Con ayuda de varias personas del pueblo lo consiguieron, pero se vivieron «momentos muy tensos».
Los hechos ocurrieron alrededor de las ocho y media de la mañana, cuando por motivos que se investigan se originó un incendio en las últimas plantas de este inmueble, donde viven ambas familias, la formada por madre e hijo y la pareja con su niño, más pequeño. Los cinco resultaron rescatados y los edificios contiguos al suyo fueron desalojados por seguridad. Es más, los residentes en estos inmuebles no podrán regresar a sus viviendas, al menos, en dos días, según fuentes municipales, que aseguran que se están analizando las condiciones del edificio donde surgió el fuego, que está «en muy mal estado» y no descartan derrumbarlo.
Guridi escuchó desde su tienda «una pequeña pelea entre jóvenes» y no le dio más importancia. Pero al poco tiempo vio que «salía humo» del edificio incendiado, que tiene la estructura de madera y cuya escalera comunitaria se derrumbó fruto de las llamas. «Ha sido duro. Hemos vivido momentos complicados», admite. «Menos mal que estaban los trabajadores del servicio de limpieza de la Mancomunidad». Accedieron a un piso del inmueble de enfrente y desde ahí actuaron, lanzando agua con una manguera a las personas que estaban atrapadas en el balcón. Sin su actuación podía haber sido mucho peor». Aunque dos personas fueron trasladadas al Hospital de Cruces, al menos una de ellas en helicóptero.
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Tras los primeros minutos en los que actuaron los trabajadores de la limpieza y varios vecinos con sus propios extintores, agentes de la Ertzaintza y seis camiones de los Bomberos de los parques de Zarautz, Eibar, Azpeitia, Markina e Iurreta arribaron al lugar de los hechos. «Hemos actuado primero evacuando a los heridos y después tratando de que las llamas no se propagaran a otros bloques y apagando las del edificio. Ha habido algún pequeño derrumbe dentro», aseguró Josu Mañarikua, uno de los bomberos de la Diputación que dirigió las operaciones.
«La labor y la ayuda de los vecinos ha sido fundamental para facilitar nuestro trabajo y avanzar más rápido». Para las once de la mañana el fuego ya estaba bajo control, aunque como medida de seguridad un retén de bomberos con escala y una autobomba permanece desde este domingo hasta la mañana de este lunes –veinticuatro horas– en el lugar. A lo largo de la tarde continuaron trabajando en el edificio para asegurar la zona y actuar ante salientes que pudieran revestir peligro.
Los vecinos de Mutriku continúan este lunes conmocionados. Los bomberos fueron los encargados de evacuar a la madre y al hijo atrapados en el balcón, pero la otra familia salió por la parte trasera del edificio, donde hay varias ventanas, ayudada de otros vecinos y fueron atendidos por inhalación de humo. «Hemos sentido mucha impotencia. En ese momento no sabes cómo actuar. Ha sido un buen susto», coinciden testigos de lo sucedido, como Faraz Ashik, que se encontraba en el pequeño comercio que regenta junto a su padre en uno de los bajos de la calle Barrenkale, muy cerca del edificio incendiado. «Había mucho humo. Al principio no se podía hacer nada, era casi imposible subir para ayudar», asegura. «Pero los servicios de limpieza pudieron apañarse con el camión y las mangueras hasta llegar los Bomberos. Si no hubiera sido por ellos, no quiero ni imaginarme lo que hubiera pasado. El fuego podría haberles cogido perfectamente».
Todos coinciden en «la gran labor» de estos profesionales, que aunque su trabajo era limpiar las calles después de una noche de fiesta, no dudaron en hacer todo lo que estaba en sus manos para contener las llamas y que no alcanzaran a la madre y su hijo que se refugiaban en el balcón. Al mismo tiempo, otros vecinos de Mutriku cogieron los extintores que tenían en sus viviendas para ayudar a los afectados. Además, tres personas que residen en un edificio okupado se lanzaron a socorrer a quienes lo necesitaron.
Una vez controlado el fuego, técnicos forales y el aparejador y el arquitecto del Ayuntamiento inspeccionaron el edificio para conocer su estado. Todo apunta a que podría ser derrumbado. El tejado y el suelo de la tercera planta se derrumbaron como consecuencia del fuego y hubo que apuntalar la estructura.
Así, aunque las llamas se sofocaron a las pocas horas de iniciarse, las labores de los bomberos desplazados se alargaron durante todo el día. La estructura de madera hizo que siguiera saliendo humo también durante la tarde. Entre tanto, uno de los afectados observaba su vivienda desde fuera, incrédulo de que el fuego le haya dejado sin hogar. En el interior, a través de una ventana, solo se veía ceniza, escombros y restos hollín. Y pese a que habían pasado ya horas, la calle aún olía anoche a quemado.
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