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«Este es un libro de amor hacia mis vecinos del monte Ameztia»A pesar de llevar media vida en Malerreka resulta delicioso escuchar el inglés tan 'polite' y 'polita' de Georgina. Aún más cuando en la conversación se entremezcla de manera natural el castellano y el euskera. Georgina Howard encontró hace ya muchos años su hogar en ... las faldas del monte Ameztia, en Ituren, Navarra, y ahora ha querido devolver todo el cariño recibido envuelto en las páginas de un libro. Está publicado por Bradt, en inglés y titulado 'In the footsteps of smugglers. My life on a basque mountain' ('Tras los pasos de los contrabandistas. Mi vida en una montaña vasca'). Es, además, fundadora de Pyrenean Experience (pyreneanexperience.com) donde ofrece inmersiones lingüísticas a estudiantes de todo el mundo.
–Llevas muchos años en la comarca, pero ¿cuándo llegaste?
–Llegué en 1999 con un viejo coche inglés y un sueño. Había vivido 8 años en Dinamarca, pero no podía más con los paisajes tan llanos, con el frío y tampoco, con la falta de espontaneidad de su cultura, del sistema. La gente es maravillosa, tengo grandes amigos y ahora voy a volver para una semana, pero en la calle era todo tan formal... A mí me encanta pararme a hablar con la gente, con el que me vende el pan, con la que está esperando el autobús. Me encanta la gente, la humanidad me fascina. El primer libro que escribí, 'Freedom to choose' ('La libertad de elegir'), me lo pidió una editorial en Dinamarca. Era sobre cómo cambiar un sueño en realidad. Escribí la teoría sin saber lo que era la práctica. Era periodista y trabajaba también en la embajada de España en Copenhague, donde conocí a dos personas maravillosas: Bernardo y Carmen, de Madrid. Un día mirando por la ventana, el frío, la falta de luz, hablamos de irnos de allí. Bernardo, que ha sido un gurú para mí, me dijo: «Georgia, tu país es España». Así que me decidí a poner en práctica la teoría.
–Y llegaste a la comarca...
–Llegué a la zona de Baztan, buscando casas rurales para alquilar. Mi sueño, mi vocación, siempre han sido los idiomas sí, pero como la herramienta para hacer puentes entre gente diferente, de culturas diferentes. Me encanta la gente. Quería unir gente. Soy muy feliz viendo a una persona que viene de Australia hablando con una que viene de Taiwan, con una que viene de Islandia. Algunos vienen para aprender castellano, pero les doy a todos también un pequeño diccionario en euskera, para que también lo utilicen en su estancia aquí. Mi vocación es tender puentes entre las personas. Lo que me hace vivir es creer en lo bueno de la gente.
–Menudo cambio.
–Tengo tres pasiones: los idiomas, siempre me han gustado las matemáticas, así que sistemas, montañas y paisajes y conocer a gente diferente. Vine aquí para unir las tres: enseñar idiomas, hacer conocer culturas diferentes y juntar a gente a través del monte. Creo que estar en la naturaleza nos hace a todos ser más humildes. Un poco de barro en las botas hace que todos las llevemos del mismo color. Es una metáfora de cómo la naturaleza y convivir con ella es una forma de igualdad. Nos pone a todos al mismo nivel.
–Hablas muchos idiomas, entonces.
–Hablo inglés, castellano, euskera, danés, francés, algo de alemán, italiano y estoy aprendiendo griego. Mi segundo libro es 'Breaking the Language Barrier' ('Rompiendo la barrera lingüística') y trata de cómo animar a los anglófonos a aprender otros idiomas.
–¿Tu casa en Ameztia cómo se llama?
–Iaulen Borda. Cuando mis estudiantes ven Ameztia y mi casa, algunos se sobrecogen tanto que miran con lágrimas en los ojos.
–Cuando la viste, ¿supiste que era el lugar?
–Era una borda con el baño fuera, llena de arañas y ciempiés. Tenía el tejado y luz, así que podía vivir. Lo importante eran las vistas y sobre todo, mis vecinos. Me acogieron y han acogido a todos mis estudiantes, que en todos estos años han sido 2.000 personas. Les han abierto las puertas, les dan ardi gazta, vino... Todo el libro está dedicado a ellos, especialmente a la amatxi de Zubialdea, Hilaria Mutuberria, es un libro de amor a la amatxi. Son tantas cosas, cómo se comparte el cerdo y cómo era cuando era joven, el carnaval con todos sus preparativos... Hay detalles en el libro que nunca se han escrito. También están mis estudios sobre las rutas del contrabando y sobre las rutas de la II Guerra Mundial cuando pasaban los pilotos ingleses desde Francia.
–En Ameztia has encontrado tu hogar.
–Era la inglesa loca que vivía con su hija rodeada de pastores (ríe). Isidro, Lourdes, Sagrario, Ignacio, me acogieron como una más de la familia. Cuando iba siempre me daban de comer. Sagrario hacía la menestra y Luis iba a mi casa, ponía las ovejas a pastar en mi prado y dejaba un tupper de puré. Tener una familia así sobre todo cuando eres 'kanpotarra'... Por eso esto es un libro de amor hacia todos ellos.
–Presentaste el libro en Covent Garden...
–Vinieron muchos amigos y muchas personas que habían estado aquí, que han sido clientes y amigos. Lo hice emocionada, la verdad, con la sala llena.
–Y ahora llega a Estados Unidos.
–Sé que en el mundo vasco en Estados Unidos puede interesar esta historia de una inglesa en Ituren.
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