La tragedia se ceba con Baztan Bidasoa

A pesar de la fuerte corriente, miembros del Grupo de Rescate Acuático del Servicio de Bomberos de Navarra se acercaron al vehículo, cuando todavía se encontraba casi completamente sumergido en el río. De hecho, tan solo se podía ver el techo y parte de algunas ventanillas. Allí pudieron comprobar que su cuerpo se encontraba en el interior, en el asiento del conductor, según indicaron desde Gobierno de Navarra.

Durante toda la tarde estuvieron esperando a que el caudal disminuyese. Sin embargo, aunque descendió levemente, la fuerte corriente y la escasa visibilidad hicieron inviable el rescate, que se llevará a cabo durante la jornada de hoy, siempre y cuando las condiciones sean mejores.

El vecino de Elizondo salió de su domicilio por la mañana para incorporarse a su puesto de trabajo en Lesaka, pero no llegó a la fábrica. Los familiares dieron la voz de aviso, extrañados de que no hubiese llegado a trabajar.

La búsqueda en el río se inició el sábado, después de que tres patrullas de la Policía Foral trataran a lo largo del viernes de localizarle sin éxito por carreteras secundarias, caminos y pistas, ya que la red principal estaba cortada, por lo que se pensaba que el desaparecido habría optado por una ruta alternativa.

Ayer por la mañana la Policía Foral utilizó dos drones sobre el cauce del río Bidasoa aguas abajo, entre Bera, Lesaka y Ventas de Etxalar, para tratar de hallar alguna pista. La hipótesis que barajaban era que el agua del Bidasoa le arrastrara con su vehículo. En el momento en que acudía a trabajar, el caudal del río se había desbordado, cortando la carretera de acceso a Lesaka.

Antonio Etxegarai Bastarrika es la segunda víctima mortal que deja el temporal en la comarca de Baztan-Bidasoa. La primera fue Ana Claudia Coelho, fallecida en el desprendimiento de un talud en Sunbilla. De 49 años y natural de Brasil, llevaba muchos años en la comarca. Madre de una hija de 18 años, trabajaba en la empresa Maier Navarra, situada en Ultzama.

La comarca intenta recuperarse tras la riada, que ha dejado cuantiosos daños. Los vecinos no recuerdan una avenida de tales dimensiones, como explicaba Amets Inda, alcaldesa de Sunbilla. «Hablamos con los mayores y nos dicen que no recuerdan algo así. Nos lo temíamos, veíamos cómo iba subiendo y subiendo el río y preferimos dar el aviso, por si acaso, y aún así no pensábamos que íbamos a ver el agua por la mitad de las calles en algunas zonas».

Tampoco en Doneztebe recuerdan una riada similar. «Me han dicho que desde antes del encauzamiento no sucedía algo parecido, y fue en 1991», explica la alcaldesa de Doneztebe, Leire Ortuoste. Ayer, agradecía a los vecinos su participación en el auzolan que se convocó por la mañana. «Ha habido muy buena respuesta», comentaba.

No fue la única localidad de la comarca en la que los vecinos, rastrillos y palas en manos, comenzaron a retirar el lodo que dejó la riada, como un manto espeso por todas las calles.

También en Lesaka y Bera continuaron los trabajos después de una noche, la del jueves al viernes, para olvidar.