Hondarribia

En marcha la segunda fase de la obra de Txinzer en Jaizkibel Etorbidea

Ahora la maquinaria se ha trasladado a las inmediaciones de Saindua y bajada hacia Zezen Plaza. Por espacio de un mes, la calle permanecerá cortada desde Saindua hasta el cruce con Tximista kalea. Igual que en la fase anterior, se cortarán los dos carriles, dejando paso a peatones. El sentido del carril que estará habilitado será decreciente y se limitará exclusivamente a los vecinos.

Con esta actuación, Servicios de Txingudi está procediendo a la sustitución de la tubería principal de abastecimiento desde el depósito de Errandonea hasta el centro urbano de Hondarribia. La tubería, que tiene más de 50 años, será reemplazada para asegurar un suministro de agua más seguro y eficiente.

El proyecto consiste en renovar 550 metros de tuberías. En la primera fase eran 160 metros de tubería de 400 milímetros de diámetro, comenzando en el cruce de la calle Katalina Erauso y terminando en la rotonda de la Copa. Allí conectaba con una tubería de 250 milímetros hacia Baserritar Etorbidea y otra de 300 milímetros hacia Jaizkibel Etorbidea. En la actual segunda fase, se cubrirán 390 metros de tubería de 300 milímetros de diámetro.

Con esta actuación, Txinzer aprovechará para mejorar la red de agua potable en la zona y también ha llevado a cabo la renovación del sistema de saneamiento en el primer tramo, sustituyendo la conducción unitaria actual por un sistema separativo.

El plazo total de los trabajos, que empezaron a finales de septiembre, es de cinco meses, a expensas de la climatología.

En abril se dará carpetazo a una obra ligada esta actuación, la reconstrucción del depósito de Errandonea, que arrancó en julio, con un presupuesto de 2,2 millones de euros.

Txinzer cataloga esta obra como «un proyecto esencial», incluido en el Plan de Rehabilitación de depósitos construidos en los años 70 y en el Plan de Inversiones 2017-2025.

A principios de los años 70 se construyó el depósito de Errandonea, coincidiendo con la construcción de los depósitos de Iparragirre Alto y Bajo. Con más de cinco décadas de antigüedad, el paso del tiempo ha provocado algunas deficiencias que requerían renovación.