Irun

Un accesorio que añade realismo a un simulador de conducción

SHH Simulation es la empresa del irundarra Aritz Aranburu para la fabricación de accesorios de simulación de conducción. Su caja de cambios, por ejemplo, se vende a nivel mundial. Come Over Gaming es el proyecto empresarial de otro irundarra, Eneko Zelaieta, que une dos de sus pasiones: la conducción y el desarrollo de software. En su web hay buenos ejemplos de cómo es capaz de llevar a un escenario totalmente realista de videojuego de conducción los trazados de la subida a San Marcial o del Rallysprint de Hondarribia, entre otros.

Con más de 20 años de experiencia, Aranburu y Zelaieta, juntos, han diseñado y fabrican el 'COG-SHH 3DOF Motion System', «un accesorio para simuladores de conducción, un complemento que añade una capa más de realismo a la experiencia de simulación», explica Eneko Zelaieta.

Esos simuladores se aplican como controladores para software de PC, pero pensar en que se trata del equivalente a un mando de videojuego es quedarse muy lejos de la realidad. El nivel de desarrollo digital es tan alto que los videojuegos de conducción de coches o pilotaje de aviones (o software diseñado expresamente) alcanzan cotas de realismo extremas porque «incluyen las características de las diferentes partes de cada vehículo real y su rendimiento, información del comportamiento de los neumáticos de los distintos fabricantes...». Aranburu señala que «el 99% de los juegos de simulación de conducción 'emiten' esa información» cuando los juegas y su accesorio es capaz de interpretarla para traducirla en movimientos realistas del simulador.

El aparato en sí «cuenta con cuatro pistones, cuatro actuadores verticales eléctricos, que simulan la posición real de las suspensiones de un coche», resume para legos Zelaieta. La magia de su producto está tanto en el hardware como en el software: «Es un sistema bastante complejo de telemetría y captación y transmisión de datos con el que conseguimos simular el movimiento de la suspensión en baches, saltos, fuerzas G, todo tipo de ondulaciones, aceleraciones, frenadas...». Esta joya se coloca debajo de un simulador de conducción y maneja sin problema estructuras de más de 300 kilos.

Aranburu apunta que su mercado es mundial. «Sería una suerte increíble si en Irun vendemos más de un par» de estos aparatos que superan los 3.600 euros en precio de venta al público. Sin embargo, admite que «que te den un premio, más en casa, siempre te da mucha fuerza. Además, no descartamos desarrollar proyectos de simulación con aplicaciones formativas (autoescuelas, titulaciones de conducción de camiones...) y ahí sí el mercado local sería muy importante».