Barbara Stammel presenta su reflexión en torno a la identidad a través del retrato

«Sus últimos años fueron duros», explica Barbara Stammel. Una docena de retratos de ella, Hildegard, muestran el proceso que vivió durante ese tiempo, desde una «rebeldía contra su enfermedad» hasta, «al final», la aceptación. Acompañar a su madre en este proceso conllevó que Stammel se retrotrayese «a mi infancia con ella»; más concretamente, «a los cuentos que nos contaba». Esta vivencia se refleja en la obra que preside la exposición, el retrato de una niña que representa la niñez «muy libre» de la artista, añade la comisaria de la exposición, María José Aranzasti.

La infancia es, precisamente, el tema del segundo bloque de la exposición: en la sala de menor tamaño de Menchu Gal los retratos de niños y niñas son protagonistas: «en un primer golpe de vista pueden parecer similares, pero en cuanto te fijas, aprencias las diferencias». También en estas obras hay alusiones a los cuentos infantiles y a una niñez con un punto salvaje. Esto último se ha representado a través de unos palés cubiertos de paja, y sobre ellos, zapatos infantiles cubiertos de barro: «representan la libertad, lo salvaje, el jugar en el barro». Destaca un retrato de un pequeño con la cara pintada de colores, que fue realizado exactamente hace un lustro, «durante el confinamiento».

Las vanitas, las vanidades, componen el tercer bloque de la muestra. Aquí, la identidad y el paso del tiempo repiten su presencia como temas, pero lo hacen de forma muy diferente: las vanitas muestran calaveras pintadas sobre espejos, de modo que devuelven el reflejo de quien contempla la obra. Al hacerlo es inevitable pensar en la locución latina 'memento mori' (recuerda que morirás). Esta serie «tiene, también, cierto carácter de retrato». Y, aunque de forma diferente, la interpelación al público es otra constante en las piezas de la exposición: los retratos «miran de frente al espectador», haciéndole así partícipe de la obra.

En cuanto a la técnica, Barbara Stammel se caracteriza por el uso de pigmentos naturales. Sus cuadros presentan texturas muy marcadas y con relieve, conseguido a través de salpicaduras, surcos y grietas que trabaja tanto con espátulas como con pinceles.

«En esta exposición hay un añadido, y es que nos permite conocer parte de la historia de la artista», valora la alcaldesa en funciones y delegada de Cultura, Nuria Alzaga. Destacó la importancia de contar con la obra de Barbara Stammel en la sala Menchu Gal, un espacio que en los últimos años ha hecho un especial esfuerzo por acoger la obra de artistas mujeres: «entre ellas, Barbara no podía faltar», aseguró Alzaga.

La exposición de Barbara Stammel podrá visitarse en la sala Menchu Gal hasta finales de mayo, y se han programado un buen número de visitas guiadas a cargo de María José Aranzasti durante las próximas semanas: serán siempre los viernes a las 18.30 horas, y en las previstas para los días 4 y 25 de abril se contará con la presencia de Barbara Stammel.