El incendio en el primer piso del número 4 de Casto Cantero ha comenzado hacia las dos de la madrugada y ha provocado situaciones de máxima tensión. En el segundo piso del portal colindante viven Elena Voicu y su marido con un amigo de éste, Marius Daniel. «Yo trabajo hasta tarde y prácticamente me acababa de meter en la cama cuando me han despertado unos ruidos muy fuertes», cuenta ella. «Antes de que nos diéramos cuenta de lo que estaba pasando, hemos empezado a notar el olor a quemado».
Enseguida lo que se ha colado en su vivienda ha sido el humo, «un humo muy negro que entraba por debajo de las puertas. Queríamos salir, pero ya era imposible. No podíamos bajar las escaleras. Nos han dicho que pusiéramos toallas mojadas, pero luego el humo entraba ya por el suelo de las habitaciones. Era un humo muy negro, no se podía casi respirar», ha comentado Marius. «Nos hemos ido hacia la parte de atrás de la casa, pero el humo iba entrando cada vez más», ha recordado Elena. «Mi marido ha atado unas sábanas y las ha sacado por la ventana para que bajáramos por ahí, pero los policías que estaban allí nos han dicho que esperáramos, que los bomberos estaban a punto de llegar». Efectivamente, su llegada ha sido inmediata y el desalojo se ha producido por esa ventana pero con la seguridad que da utilizar la escala y contar con la ayuda de los propios bomberos del parque del Bidasoa.
Estas son tres de las personas que han pasado la noche en una pensión, asistidos por los servicios municipales. «Yo en realidad no he dormido nada», asegura Elena. «Estaba muy nerviosa y además estaba preocupada por mi marido. Le habían mirado en la ambulancia y le habían dicho que estaba bien, pero yo notaba que respiraba raro y estaba preocupada».
Otros vecinos de los portales 2 y 4 sí han llegado a ser hospitalizados aunque a lo largo de la mañana tres de ellos han sido dados de alta y sólo permanecen ingresados dos, el propietario del piso en el que se ha originado el incendio y otro vecino del segundo piso, «un señor al que le han operado hace poco y no se podía mover. Como han tenido que entrar a por él para sacarlo es el último que ha salido y seguramente el más afectado por el humo», ha indicado Elena.
Pocos daños en el resto de viviendas
Una de las altas médicas en el Hospital Bidasoa ha sido la de la mujer de Israel, que viven con su bebé en el primer piso del número 2. «La han ingresado por el humo, pero ya está bien», ha comunicado él, más tranquilo, poco antes de las ocho de la mañana. «En el momento hemos pasado muchos nervios, pero hacia las cinco ya hemos podido volver a casa y hemos visto que el piso está bien, no tenemos que lamentar daños. Hay un olor tremendo a madera quemada y está todo manchado por el humo, pero no hay nada más».
La misma sensación de nervios y descontrol que menciona Israel la ha vivido Aitor, un vecino del portal número 2, que desde las doce de la noche dice haber escuchado «ruidos fuertes en la vivienda. Pero esos ruidos cada vez han ido a más y luego me he dado cuenta que eran chispas y fuego». En ese momento, según relata Aitor, es cuando se ha visto muchos nervios entre los vecinos.
«Había Ertzaintza y Policía municipal, algunos vecinos han atado mantas para saltar desde las ventanas pero los agentes les han dicho que no lo hicieran, que enseguida llegaban los bomberos. Había muchos nervios». Lo primero que han hecho los agentes de bomberos es subir a los pisos y desalojar a todos, «les han dado indicaciones a los vecinos para que mojaran mantas y las pusieran en el suelo. Han ido vaciando todas las viviendas y cuando hemos estado todos fuera ha sido todo mucho más tranquilo», asegura este vecino de Irun.
La casa de Aitor está justo debajo de donde se ha originado el incendio pero asegura que tiene pocos daños, «agua de los bomberos y alguna cosa más».
El incendio en el primer piso del número 4 de Casto Cantero ha comenzado hacia las dos de la madrugada y ha provocado situaciones de máxima tensión. En el segundo piso del portal colindante viven Elena Voicu y su marido con un amigo de éste, Marius Daniel. «Yo trabajo hasta tarde y prácticamente me acababa de meter en la cama cuando me han despertado unos ruidos muy fuertes», cuenta ella. «Antes de que nos diéramos cuenta de lo que estaba pasando, hemos empezado a notar el olor a quemado».
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