Dos hermanos de Irun captaban a menores para una banda criminal que actuaba en toda España

La operación 'Laya', llevada a cabo por la Guardia Civil, se mantiene abierta y no se descartan nuevos arrestos. Las detenciones hasta ahora practicadas, un total de 13 en varios puntos de España, han permitido descabezar a esta organización criminal, caracterizada por su extrema violencia y por una estricta jerarquía para ejecutar órdenes y delitos.

La investigación arrancó hace once meses, tras detectar el asentamiento de un 'bloque' -término con el que se denomina a los grupos territoriales de estas bandas- en Vitoria, pero tuvo que precipitarse al tener conocimiento los investigadores de la inminente comisión de un asesinato encargado desde el «suprema», la dirección de la banda en Barcelona, a uno de «los soldados» en Madrid. Dadas las circunstancias, se procedió a localizar a la presunta víctima para salvaguardar su integridad física. Los agresores fueron detenidos.

Esa operación urgente tuvo su impacto en otros grupos de la misma banda asentados en diferentes zonas de España. Los arrestados tienen edades comprendidas entre los 18 y los 34 años y fueron puestos a disposición del juzgado de instrucción número 1 de Vitoria, que decretó su ingreso en prisión. En Gipuzkoa, se les seguía la pista hacía ya tiempo a dos hermanos, vecinos de Irun y con una segunda residencia en Donostia. Ambos domicilios han sido registrados. En el registro practicado en el domicilio de los dos detenidos en Irun, los investigadores hallaron una importante cantidad de sustancias estupefacientes preparadas para su posterior venta y distribución, diversa documentación de la banda, un arma corta detonadora, diferentes armas blancas y prohibidas, así como una importante cantidad de dinero en efectivo, según la información facilitada por la Guardia Civil. El mayor de los dos hermanos era el responsable del bloque norte de la banda criminal, con actividad también en Álava, La Rioja y Navarra, además de los cabecillas de Madrid y, por encima de este, en Barcelona, donde se asentaba el jefe.

Ambos varones guipuzcoanos están ya en la cárcel, acusados de delitos contra la salud pública, pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas prohibidas, pero no de tentativa de homicidio, indican las mismas fuentes. Sin embargo no descartan que hayan podido estar implicados en la comisión de delitos de mayor gravedad, por lo que la investigación continúa en marcha.

Desde Irun, su labor principalmente consistía en captar a jóvenes, menores de edad, de los que la organización «se nutría» para cometer delitos y así esquivar la responsabilidad penal de la autoría de los hechos en caso de detención. Los investigadores creen que en estos momentos la zona norte de la banda estaba intentando fortalecer su estructura, aunque las fuentes consultadas no precisan cuántas personas podían estar bajo la organización. Sí barajan con que en cada territorio al menos hubiera diez personas bajo las órdenes de la banda, además de los menores que iban captando. Estos chavales son habitualmente inducidos por los mayores a abandonar sus domicilios bajo el argumento de alcanzar un status de poder dentro del grupo. «Estos grupos se caracterizan por la facilidad para entrar, pero luego, una vez dentro, o acatas las órdenes o sufren las represalias», describe uno de los investigadores a este periódico.

Las decisiones de qué delitos cometer, dónde y quién los debía ejecutar en la zona norte las tomaba el mayor de los dos hermanos. Pero, como en toda estructura criminal, la jerarquía mandaba por encima de todo. Según los investigadores de la Guardia Civil, la banda 'Blood' se dirigía desde Barcelona y en un segundo escalafón estaba el grupo de Madrid, ambos muy sanguinarios, como el propio nombre indica.

La banda operaba en toda la península, sobre todo a través de robos con violencia y agresiones muy graves, incluso intentos de asesinato. Al parecer, la actividad en Gipuzkoa no llegó a tal extremo, pero sí estaba relacionada con la delincuencia común y el tráfico de drogas. De hecho, la mayor parte de la financiación de la banda provenía de los robos y del tráfico de droga, además del dinero que cada miembro -jefe, soldado o menores de edad- está obligado a aportar. Las cuotas de este grupo rondaban los 50 euros al mes, una cantidad no muy elevada pero que se completaba con la obligación de destinar a la banda un porcentaje de los ingresos habituales de la persona que lo integra.

Los investigadores han constatado que estos individuos habrían provocado presuntamente enfrentamientos violentos contra miembros de otras bandas rivales asentadas en sus zonas geográficas, con el fin de vengar reyertas anteriores y por el control territorial. En estos enfrentamientos, llevados a cabo en parques urbanos y áreas de uso público, se hacía uso de machetes de grandes dimensiones con resultado de graves lesiones, y un gran número de participantes. Entre los objetos incautados, hay machetes de grandes dimensiones, armas de fuego, caretas -como las de la serie 'La casa de papel'-, droga y dinero en efectivo.

Además de los detenidos en esta operación, otro integrante que se encontraba ya ingresado en la prisión madrileña de Soto del Real está también siendo investigado por delitos graves.

La Guardia Civil subraya el trabajo de colaboración con la Policía francesa, que permitió el arresto en agosto del menor de edad guipuzcoano como presunto autor de un homicidio en grado de tentativa. Durante los diez meses de investigación, han participado grupos de información de las comandancias de la Guardia Civil de Gipuzkoa, Álava, Madrid, Navarra y la jefatura de Información (UCE-3), además de otras unidades especializadas.