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IÑIGO MORONDO
IRUN.
Sábado, 9 de marzo 2019
Ni siquiera era mayor de edad cuando marchó a Alemania para continuar allí sus estudios musicales de viola. La hondarribitarra de 22 años María Rallo empezó a conocer el instrumento en el Conservatorio de Irun con Cástor Narvarte, un profesor al que sigue estando «muy agradecida. Si hoy me dedico a esto es gracias a él. Él fue el que me motivó y siempre lo tengo muy presente».
-Hace casi seis años que la entrevisté porque tocaba como solista de la Euskadiko Ikasleen Orkestra en Irun. Me dijo entonces que quería irse a Alemania a estudiar. Y no mucho después se fue.
-Es la mejor decisión que he tomado. Fui cuando terminé el Bachillerato y me supuso un gran cambio. Al final todo ha ido saliendo muy bien y estoy a punto de terminar los estudios superiores de viola.
-Pero trabaja en la Filarmónica Estatal de Hamburgo, ¿no?
-Sí, compagino las dos cosas. En realidad lo hago desde que llegué. Soy muy inquieta y siempre ando presentándome a pruebas. Nada más llegar tuve la suerte de entrar en la Gustav Mahler y luego fui de sustituta a la Filarmónica de Dresden. Después estuve de academista en la Orquesta de la Radio de Berlín y hace algo más de dos años me presenté a una prueba de la Filarmónica de Hamburgo con el objetivo de que me fueran conociendo, ¡pero tuve la suerte de entrar! Fue algo totalmente inesperado.
El concierto Tercera cita del Ciclo de Conciertos de Cámara Ricardo Requejo. Hoy, a las 19.00 en el Centro Cultural Amaia. Entradas, 4,30 euros.
Los intérpretes La hondarribitarra María Rallo, viola, y el donostiarra Pedro José Rodríguez Larrañaga, piano.
El programa Märchenbilder para viola y piano op. 113, de Robert Schumann; Sonata para viola y piano, de Rebeca Clarke; Sonata nº1 en mi menor op. 38, de Johannes Brahms.
-También me dijo en aquella ocasión que aunque cada vez tocaba más ante el público, seguía poniéndose nerviosa y tenía la sensación de que esos nervios debía aprender a gestionarlos porque siempre iban a estar ahí.
-Me sorprende que ya entonces lo viera tan claro, pero es que hoy por hoy suscribo cada palabra. Coges tablas, aprendes trucos..., pero creo que hoy me pongo más nerviosa porque soy aún más consciente. En este caso, al tocar en casa, esos nervios son aún un poco mayores. No hay que entenderlo como algo malo; es esa ilusión especial por tocar ante gente que te quiere, gente que te conoce, que normalmente no puede escucharte.
-Es un poco el objetivo que Ricardo Requejo tenía cuando impulsó el pasado año este ciclo.
-Conocí el proyecto porque lo leí en el periódico y me pareció una idea súper chula. Luego me escribió el propio Ricardo para que participara en esta segunda edición y me hizo muchísima ilusión. En el concierto le rendiré además un pequeño homenaje porque una de las obras que toco, la de Schumann, 'Cuentos de hadas', fue una petición expresa que me hizo él.
-Ya que saca el tema del programa, quería preguntarle si es casualidad que en esta semana del 8 de marzo incluya una obra de una compositora nacida en el siglo XIX.
-No lo es. Rebeca Clarke fue una de las primeras mujeres compositoras y era muy buena, pero en aquella época lo tuvo bastante más difícil por el hecho de ser mujer. En esta semana de reivindicaciones feministas me parecía interesante tocar algo suyo. A mí me encanta su música, especialmente esta obra, y además era violista, como yo.
-La tercera es una obra de Brahms, pero para chelo.
-Siempre me ha encantado Brahms, pero tenía la sensación de que sus composiciones para viola están bastante vistas. Por eso, como me apetecía tocar Brahms, me lancé a la Sonata para Chelo.
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