Los gladiadores pelearon entre las mesas de los comensales. A. Sistiaga
Dies Oiassonis

Los romanos devuelven Irun a los tiempos de Oiasso

Una cena romana entre gladiadores y dioses, una procesión o el circo romano muestran a los irundarras cómo era su ciudad cuando formaba parte del Imperio

Domingo, 16 de julio 2023, 07:30

Hubo un tiempo en el que una ciudad romana se erigía allá donde el Bidasoa se fundía con el mar Cantábrico. Era conocida como Oiasso y durante la era del Imperio Romano era un importante centro de comunicaciones y comercio del norte de Hispania. Sus ... moradores explotaban las minas de Arditurri y a través del puerto de Oiasso comerciaban con las materias primas que se extraían del subsuelo.

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Sobre las ruinas de aquella importante ciudad imperial se levanta hoy Irun y la localidad fronteriza rinde homenaje a sus ancestros con la celebración de Dies Oiassonis, el festival romano que traslada a la ciudad bidasoarra a esos tiempos en los que los romanos dominaban el mundo.

Por unos días, esos 'romanos' toman de nuevo las tierras de Oiasso y a lo largo de este fin de semana están transformando la ciudad en una auténtica fiesta romana. Prueba de ello fue la cena del viernes, en la que decenas de personas disfrutaron sobre la arena del circo romano que se levanta en la plaza San Juan de un menú típico en el Imperio en tiempos de Oiasso preparado por los bares de Irun que se sumaron a esta iniciativa. La mayoría de los comensales acudieron con atuendos romanos, lo que ayudaba a ofrecer una imagen de la plaza San Juan muy similar a la que podía proyectar cualquier rincón de Oiasso.

En la plaza San Juan disfrutaron el viernes de una cena y los romanos tomaron las calles ayer con una procesión

Los invitados al convite tomaron en primer lugar asiento en sus mesas y escucharon el mensaje del emperador antes de comenzar a disfrutar de unos manjares que dejaban bien a las claras que los romanos también sabían disfrutar de la gastronomía, que no comían con el mero fin de alimentarse, sino que buscaban cierto disfrute cada vez que se sentaban a la mesa.

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Con Jon Andrius como maestro de ceremonias e introduciendo los diferentes platos, los comensales disfrutaron en primer lugar del Bolum, elaboración que corrió a cargo del Danako. Se trata de una bola rellena de codillo de cerdo a baja temperatura que empezó a ponerle sabor romano a la velada. A cargo del Félix Manso quedó el Jusculum Opulentum (crema de guisantes con semillas de sésamo y trocitos de jamón), mientras que Irungo Atsegina puso sobre la mesa el Phoenix Pompeiorum (pavo). El colofón, Lucunculus Oiassonis, es decir, lazos rellenos, fue cosa de Atalaia.

Pero en una noche como la del viernes, la comida no fue la única protagonista de la velada. Al fin y al cabo los comensales se encontraban en mitad del circo romano y mientras disfrutaban de las elaboraciones de los bares y restaurantes irundarras, irrumpían en la arena gladiadores a batirse en duelos, bailarinas o escupefuegos.

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Los primeros impactaron por la espectacularidad y el realismo con el que actuaron para regocijo de los espectadores, que aplaudían a rabiar cada una de sus luchas 'a muerte'. Se batían a escasos metros de las mesas, lo que trasladaba a los asistentes al mismísimo coliseo romano en pleno siglo XXI.

Fotos: A. Sistiaga

El colofón corrió a cargo del dios Baco, que puso a cantar a unos comensales que disfrutaron del sensacional banquete romano y de los espectáculos, que corrieron a cargo de Legend Especialistas. La meteorología se alió además el viernes con Dies Oiassonis, ofreciendo a los irundarras una noche templada y agradable. Ideal para cenar al aire libre y que redondeó una velada cargada de historia y en la que se pudo disfrutar de un gran ambiente.

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Los romanos toman las calles

Ya en la tarde del día de ayer los romanos tomaron las calles de Irun. La plaza del Ensanche de la localidad fronteriza aparecía pasadas las 19.30 horas plagada de soldados del Imperio Romano, dispuestos todos ellos a marchar por la calles irundarras como si de Oiasso se tratara.

Era el punto de partida de Navigium Isidis, una recreación histórica de una ceremonia en honor a la diosa Isis que celebra la apertura del mar a la navegación. La procesión se detuvo en la plaza San Juan y en la plaza del Museo Oiasso, donde tuvo lugar la ceremonia de inicio y llegó hasta el canal de Dunboa, donde se celebró el rito de Ploiaphesia, que clausuró la procesión, en la que tomaron parte decenas de personas ataviadas con trajes romanos. Fue uno de los puntos culminantes de un fin de semana que hoy también ofrecerá la oportunidad de disfrutar de Oiasso.

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