«Trabajo con arquitectos visualizando y dibujando cómo serían los lugares»

–Nerea, este camino tuyo de baldosas amarillas, ¿dónde empezó?

–Mmm... pues yo creo que todo empezó en casa. Pasé muchas horas viendo a mi ama, Arantxa Olaizola, pintar cuadros. De pequeña, también, pasé muchas horas en casa y en el estudio de Jose Mari Ultra, un gran artista y vidriero de Irun. Algo se me pegaría, ¿no?

–Seguro que sí. ¿Y fuiste a clase o todo queda en casa?

–Sí, solía ir a clases de pintura y manualidades en la escuela municipal de Irun. Pero dibujar y pintar era un hobbie, lo hacía porque me gustaba.

–¿No estudiaste Bellas Artes?

–(Risas) ¡No! Estudié Arquitectura. En Arquitectura se dibuja bastante, así que creo que es por eso que me gustaba. Terminé la carrera en 2011 y en plena crisis, decidí irme a Londres.

–¿A trabajar como arquitecta?

–A lo loco. Acababa de terminar, no tenía currículum ni nada, pero me fui a probar suerte, buscar trabajo y aprender inglés.

–¿Hubo suerte?

–Un poco sí. Mira, te cuento la historia. Me hice un pequeño blog con cosas que me gustaban: fotografías, dibujos... Y a raíz de ese blog, me contrató un arquitecto y empecé a trabajar en un estudio de arquitectura.

–Aquí hay algo más que suerte. Cuéntame, ¿cómo era ese blog?

–Era una cosa muy sencilla. Imagínate, lo llamé Miss Bermi porque mis amigas me llamaban Bermi. En la cuadrilla somos varias 'Nereas' y para diferenciarnos, a mí me llaman Bermi. Y nada, ahí fui subiendo cosas que me gustaban. Un poco de todo. Al arquitecto le gustó y me contrató.

–¿Y empezaste a trabajar como arquitecta en Londres?

–Sí, pero a mis jefes y a los clientes les gustaban mucho mis dibujos y, al final, siempre estaba haciendo más dibujos que planos en el estudio. Eso me motivaba y por mi cuenta en casa iba haciendo más. Si algún amigo músico necesitaba un póster, se lo hacía. O a mi amiga Ane Rusell para sus bares siempre le hacía cosas: los menús, dibujitos de decoración... Siempre he intentado ayudar a mis amigos y hacer cosas por mi cuenta. Y así, sin darme cuenta, me he metido en el mundo de la ilustración.

–Ahora ya no sé hacia dónde puede ir este camino, ¿qué hiciste?

–Trabajé unos dos años en ese estudio porque tuve una beca Leonardo, después quise hacer algo diferente y encontré una oferta de trabajo en un estudio más grande. Me llamó mucho la atención porque pedían una ilustradora de arquitectura. Nunca lo había escuchado, pero me presenté. El trabajo era perfecto y me cogieron. Eso fue en el 2013 y desde entonces estoy trabajando ahí y todo el día dibujando.

–¿Y qué dibujas?

–En el estudio hay diferentes equipos y diferentes proyectos. Yo trabajo con los arquitectos visualizando cómo sería ese sitio o lugar que están diseñando. Inventamos cómo podría ser. Para explicarlo y presentarlo mejor, sobre todo con cosas que no están hechas o cosas que se quieren cambiar. La manera más fácil de explicar las cosas es con dibujos que yo hago a mano. Últimamente también he hecho muchos paneles explicativos para parques. En Kidbrooke Park hay uno, por ejemplo.

–Ahí está Nerea, pero Miss Bermi sigue en activo, ¿verdad?

–¡Sí! Sigo haciendo cosas por mi cuenta. El año pasado el Instituto Británico de Arquitectos me publicó el libro infantil 'Colour and Create Architecture' y ahora acabo de terminar el segundo. También acabó de terminar la guía 'La Côte Basque: desde Baiona a Donostia' que he autopublicado. Sigo haciendo dibujos y sorprendiéndome con lo que sucede con ellos. En 2019 uno de mis dibujos fue seleccionado en la exhibición de la Royal Academy of Arts y en el 2020 me pidieron ilustrar el cartel de las fiestas de Irun.

–¿Es un sueño cumplido pasar los días dibujando?

–Hago lo que me gusta y eso me hace feliz. No tenía planeado nada de esto, la verdad. ¡Ah! ¿Y te puedo contar dos cosas más?

–¡Claro!

–Tengo un nuevo pequeño proyecto con mi amiga Ane Rusell, la dueña del bar The Museum, que se llama Menier. Hemos empezado con camisetas y cosas pequeñas. Y después de diez años en Londres, ¡vuelvo a Irun!