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E. R.
IRUN.
Domingo, 30 de agosto 2020, 00:08
Junto con el fin del estado de alarma, el pasado 21 de junio las fronteras entre Francia y España se abrieron, haciendo lo propio con Portugal el 1 de julio. En Behobia esto supuso la vuelta a la 'normalidad', aprovechando el consumo en grandes cantidades de la clientela gala, habitual en dicha zona.
Durante el inicio del confinamiento los comerciantes de la zona, como el resto, tuvieron que cerrar, con lo que ello supuso. Cuando reabrieron (unos en abril y otros en mayo), Behobia parecía un desierto sin su clientela habitual. Hasta que no se abriese la frontera, la actividad no iba a volver a ser a la que se corresponde con una Semana Santa o con el inicio de un verano normal.
La situación de este 2020 está siendo histórica por la pandemia de la Covid-19. Las cifras de ventas han caído considerablemente, pero a este curso tan particular para los comerciantes de Behobia se le ha sumado lo sufrido en los últimos veranos.
En 2018 la huelga en Francia impulsada por los llamados 'Chalecos amarillos' originó retenciones que llegaron a afectar hasta en la capital guipuzcoana. Mismas afecciones se vivieron el pasado año con la cumbre del G7 a finales de julio en Biarritz. Durante varios días, los accesos a Francia e Irun fueron una odisea.
Viendo la actividad de los tres últimos veranos, Behobia no es capaz de tener un curso veraniego tranquilo. Esperemos que no se repita y que el año que viene sea normal, expone Rubén Fraile, representante de la Asociación de Comerciantes de Behobia. «Lo único que pedimos es que haya normalidad.
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