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El gordeleku de Burdina, más que un museo

Andoain

El gordeleku de Burdina, más que un museo

Patrimonio y cultura. Burdina Taldea nació con el objetivo de involucrar a las instituciones en la recuperación del patrimonio histórico y cultural de Andoain

María Cortés

Andoain

Sábado, 1 de junio 2024, 20:22

Sin cientos de metros cuadrados ni los elementos guardados en vitrinas de cristal, pero con gran valor cultural para el municipio de Andoain, se ubica, en el séptimo bajo de la calle Extremadura, el museo de Burdina taldea. ¿Un museo? Sí, pero es mucho más que eso. Es el legado recopilado en sus casi veinticinco años de trayectoria por un grupo de voluntarios de la localidad. Cuidadosos recolectores de objetos relacionados con oficios antiguos, muchos de ellos ya inexistentes, los miembros de Burdina taldea aseguran que «nuestro fin es divulgativo, que la gente pueda verlo y disfrutarlo. Hacemos visitas escolares, con jóvenes, con gente del euskaltegi, jubilados... no estamos abiertos con un horario fijo, pero sí estamos disponibles si nos avisan».

Sobre cómo comenzaron con todo esto, desde Burdina comentan que «empezamos a acumular piezas que nos daban. Con todas ellas se hizo una clasificación y las empezamos a separar por oficios. Hemos recogido 84 oficios de antaño y queríamos darle su espacio a todos ellos. Nos falta mucho por hacer, sobre todo hacer la parte de historia de las piezas. Pero poco a poco. Para llegar al final de la carrera tenemos que dar los primeros pasos». En cuanto a todo lo almacenado, «son los típicos oficios tradicionales de entonces: zapatero, peluqueros, cesteros, herreros, relojeros, queseros, matador de cerdos, lavanderas, pastor, ganadero, deshollinador... Hay un poco de todo. Algunos oficios y herramientas son extrañas, poco comunes. Aunque muchas otras cosas, como ciertas piezas relacionadas con la lavandería, se podrían perfectamente utilizar ahora. Hemos ido encontrando piezas que no pensábamos que había en Andoain».

Por eso, los miembros de Burdina están en una constante actividad, ya que recogen muy asiduamente todo tipo de enseres y objetos. «Son donaciones de particulares, de gente de Andoain o alrededores. Es algo que se agradece. A muchos en los caseríos les ocupa espacio, muchos otros las tienen apiladas sin usarlas ni cuidarlas con polvo, moho, polilla... nosotros las tratamos y las recuperamos. Parecen otras. Hacemos aquí ese trabajo de recuperarlas y quedan lucidas. Por ejemplo, la madera es muy agradecida. Aunque también nos gusta visitar mercadillos y cuando encontrarnos alguna pieza especial la hemos solido comprar».

Entre todas, la pieza más antigua es un limosnero del siglo XVI y una caja de 1.800. «Cuando la gente viene se extraña que tengamos todo tan ordenado. Somos muy curiosos. Hay gente que apila las cosas, pero nuestro trabajo es traer las piezas y arreglarlas, si es necesario, pero también darle un contexto, una historia que contar».

La joya de la corona, temporal

A pesar de contar con más de 1.500 piezas, estos meses la joya de la corona está siendo el reloj antiguo de la iglesia de San Martín de Sorabilla. Construida en 1798, es probablemente una de las más antiguas de Gipuzkoa. Los especialistas en la maquinaria de estos relojes, Juan Mari Elosua y Xabier Álvarez, trabajaron durante semanas en la reparación y el reloj ahora está expuesto en el museo de Burdina. «No será por mucho tiempo, ya que volverá a su lugar de origen. Pero es un privilegio tenerlo hasta entonces».

Precisamente este reloj ha sido el reclamo para que muchos acudieran a las jornadas de puertas abiertas de este singular espacio de Burdina, en el contexto del Día de los Museos. «Las jornadas de puertas abiertas han ido muy bien. Se ha acercado más gente de la que esperábamos. Para nosotros el Día de los Museos es una fiesta, porque aprovechamos a enseñar a la gente el trabajo que llevamos haciendo estos más de 20 años. La acogida es muy buena, recibimos muchos halagos y eso es una inyección para poder seguir. Porque nuestra labor es voluntaria, algo que requiere de tu tiempo y esfuerzo».

Sobre el futuro, desde Burdina lamentan la falta de «relevo generacional» y están a la espera de que el Ayuntamiento les facilite otro espacio más amplio. «Nos dicen que no son promesas, sino hechos. Han visto que hay una gran labor detrás, hacemos un buen trabajo p'or Andoain».

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