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Iker Liceaga en una de las salas limpias o salas blancas en las que trabaja fabricando piezas para las misiones.
Andoain: «Motiva saber que todo esto hace que la humanidad progrese»
Andoain

«Motiva saber que todo esto hace que la humanidad progrese»

Iker Liceaga Indart | Ingeniero mecánico jefe en la NASA ·

Este andoaindarra forma parte de la División de Heliofísica de la agencia espacial, en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de Washington D.C.

Domingo, 29 de enero 2023, 00:04

Dicen que solo nos separan seis personas del presidente de los Estados Unidos. ¿Y de un ingeniero de la NASA? Uno o dos pasos para los andoaindarras, pues en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de Washington D.C. trabaja Iker Liceaga (Andoain, 1993). ¿Cómo llegó allí? «Transitando un camino largo, y en ocasiones tortuoso», explica él mismo al otro lado del charco. No le ha faltado esfuerzo. Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Navarra, buscando las mejores calificaciones, que le abrió la posibilidad de hacer su proyecto fin de máster en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Pudo continuar como investigador, pero se abrió otra puerta: una investigadora de la División de Heliofísica de la NASA buscaba a alguien de su perfil para una de las misiones.

Y desde octubre de 2017 forma parte de la agencia espacial, actualmente como Líder de Ingeniería Mecánica de dos telescopios, el HIT y el ComPair, supervisando los trabajos en su área. Idean, crean planos y construyen los aparatos, desde la pieza más pequeña al ensamblaje más costoso, primero por ordenador en 3D y después físicamente en salas blancas, donde la contaminación está controlada. Todo ello para asegurarse de que soporta el funcionamiento en órbita.

–¿Qué papel juega el Laboratorio de Heliofísica dentro de la NASA?

–El laboratorio forma parte de la División de Heliofísica, que aglutina todos los organismos de la agencia dedicados al estudio del sol. Uno de los enfoques más importantes es la predicción de las llamadas tormentas solares. Son fenómenos de mucha radiación que el sol expulsa espontáneamente, y que tras un corto tiempo pueden llegar a la tierra. Las consecuencias van desde poner en riesgo la integridad de nuestros astronautas, a fallos en infraestructuras críticas como satélites de comunicaciones o redes eléctricas. La mayor tormenta registrada sucedió en 1859, llegando a incendiar cables de la red eléctrica y estaciones de telegrafía. Con el paso del tiempo la humanidad se ha electrificado mucho más, haciendo este tipo de eventos potencialmente más catastróficos. Además, el comportamiento del sol y su radiación también resulta esencial para entender cómo se forman otras estrellas en el universo, y qué papel pudo tener todo ello en el desarrollo de vida en la tierra.

–¿Cuánto sabemos del sol o la heliosfera?

–Mis conocimientos se centran en la parte de la ingeniería, más que en la ciencia de las misiones... por tanto poco puedo comentar. Pero sí creo que el sol es aún un gran desconocido para nosotros. Su poder es el gran dominador de nuestro entorno, y aun así apenas estamos aprendiendo a predecir su comportamiento con exactitud.

–¿Podría explicar en qué consisten los dos proyectos en los que está trabajando actualmente, IMAP y AMEGO?

–IMAP es un satélite que, en concreto, se dedicará al estudio de la propagación de la radiación solar en el espacio interplanetario. Sus descubrimientos nos ayudarán a entender mejor las tormentas solares. Cuenta con varios instrumentos y telescopios, uno de los cuales (HIT) es en el cual yo ejerzo mi cargo. AMEGO, por el contrario, es un satélite más orientado a estudiar grandes eventos del universo. Agujeros negros que colisionan, o estrellas que estallan y generan lo que se conoce como rayos gamma. Es una misión que aún está en una etapa muy inicial del desarrollo, y nuestro telescopio (ComPair) es por así decirlo una versión a menor escala para probar que funcionará. Por eso vamos a elevarlo con un globo estratosférico, que tiene un coste muy inferior a lanzar una misión con un cohete.

Heliofísica

«Uno de los enfoques más importantes es la predicción de las llamadas tormentas solares»

–¿De qué forma se integran o influyen en el resto de misiones de la agencia espacial?

–Estamos en una era donde los astronautas volverán a aventurarse en el espacio profundo. El programa Artemis ya trabaja para poner gente en la luna, con las miras puestas en Marte. Esto genera grandes desafíos para garantizar la seguridad de las tripulaciones, pasando por predecir las tormentas solares con la mayor precisión posible.

–¿El satélite de la misión IMAP será el primero en el que usted ha trabajado que se ponga en órbita? ¿Cómo se siente al saber que un satélite suyo está en el espacio gracias a su labor?

–He contribuido a varios desde mi llegada, pero podríamos decir que IMAP es claramente en el que más tiempo y esfuerzo he invertido a lo largo de estos años. El sentimiento al trabajar con equipos que hollarán el espacio es abrumador, y es algo a lo que nunca creo que me acostumbre del todo. Además de esa sensación, también está la motivación diaria de saber que todo este trabajo se hace para hacer progresar a la humanidad.

–Hace unos meses le nombraron Luminario Honorífico (Luminary Honoree) por el GMIS, Great Minds in STEM. ¿Cómo recibe este reconocimiento?

–Estoy enormemente agradecido. Es el culmen a una carrera de más de cinco años, aunque lo veo como una motivación para seguir trabajando. Estamos en un gran momento para participar en la exploración espacial, con grandes cosas por venir en los próximos años. Formar parte de todo ello y que además se reconozca, es sin duda un gran privilegio.

Charlas

«Son experiencias gratificantes, es importante devolver a la sociedad tanto como sea posible»

–Veo que le gusta realizar charlas en escuelas para inspirar a los niños. ¿Intenta transferir esa curiosidad por aprender que le inculcaron sus padres?

–Sí, lo hago siempre que puedo. Creo que es importante devolver a la sociedad tanto como sea posible. Además, en etapas tempranas de la educación es cuando los niños más pueden llegar a ilusionarse, lo que me parece crucial para su desarrollo futuro. Tratamos de transmitirles nuestra pasión por el espacio, incentivar su curiosidad, y motivarles a que estudien. Mis padres me incentivaron así desde muy pequeño, y en gran parte gracias a ellos he llegado hasta aquí. Creo que son experiencias tremendamente gratificantes, y nunca se sabe... entre ellos puede estar la primera persona en pisar Marte algún día.

–¿Veremos al hombre pisar Marte en los próximos 50 años?

–Es algo muy difícil de realizar, y no puedo hablar en nombre de la agencia. Pero a nivel personal, como aficionado al espacio, estoy convencido de que sí seremos capaces.

–Lleva ya varios años viviendo en Estados Unidos. ¿Cómo es la vida allí? ¿Se ha adaptado?

–Sí, entre mi trabajo en la NASA y el MIT voy a cumplir siete años en verano. Me encanta Estados Unidos, el nivel de vida y las oportunidades son realmente increíbles. Creo que me he adaptado a la perfección, aunque siempre se echan cosas de menos. Familia, amigos... e incluso cuestiones en apariencia más 'mundanas' como la comida, el ambiente en la calle o el idioma. Por eso trato de volver al menos un par de veces al año, y no perder el contacto con mis orígenes. Creo que es tremendamente importante para construirse una identidad sólida, y poder dar lo mejor de uno mismo en cualquier parte.

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