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El reloj campanero de Sorabilla vuelve a casa
Andoain

El reloj campanero de Sorabilla vuelve a casa

Exhibición. Tras las labores de restauración, la pieza ha estado durante varios meses en el Museo de Burdina Elkartea, pero desde hoy se podrá ver definitivamente en la iglesia San Martín de Sorabilla

María Cortés

Andoain

Domingo, 8 de septiembre 2024, 09:14

El reloj campanero de Sorabilla, según los expertos, uno de los más antiguos de Gipuzkoa, ya está en casa. Tras los trabajos de restauración, los vecinos de Andoain podrán encontrarlo en la iglesia San Martín de Sorabilla, donde quedará expuesto definitivamente. Aprovechando la festividad de la Virgen del Coro en el barrio de Sorabilla, hoy al mediodía varios miembros de Burdina taldea explicarán parte del proceso de restauración y la historia del reloj y los asistentes podrán verlo de cerca. «El reloj estaba originariamente en la torre, pero ya no se ubicará allí. Estará expuesto en la parte de atrás de la iglesia. No tiene sentido subirlo a la torre, no solo por lo que pesa, sino porque no funciona y además tampoco se podría ver», destacó Xabier, miembro de Burdina.

Precisamente son ellos los responsables de la recuperación de esta pieza, ya que consideraron que debido a su «gran valor histórico», debía restaurarse. «Una vez finalizados los trabajos, ha estado expuesto el reloj en nuestro museo, pero esta misma semana ya lo hemos traído a la iglesia. Donde se quedará definitivamente», destacan.

Este antiguo reloj de la iglesia-torre de San Martín fue construido en 1795. Considerado patrimonio histórico, su puesta a punto y limpieza corrió a cargo de Juanjo Cancio, de la agrupación andoaindarra, y de Xabier Álvarez Yeregui y Juan Mari 'Pote' Elosua. Como ya informaron desde Burdina taldea, «los trabajos de recuperación revelaron que se trataba del segundo reloj más antiguo de Gipuzkoa. La placa que acompaña al mecanismo, que tiene un peso de 300 kilos sin las pesas, indica que fue fabricado por Lázaro de Iparraguirre en 1798 -posteriormente reformado por el relojero y herrero Benito de Yeregui, bisabuelo de Álvarez, en 1879-. Además, se piensa que podría haber sido un encargo del señorito de Azelain».

Como señalaron anteriormente, «el campanario no contaba con esfera, por lo que la única forma de saber la hora era a través del sonido de las campanas. Tocaba cuartos, medios y enteros, Como curiosidad, la caracola de horas cuenta con doce toques para el día y otros doce para la noche, totalmente diferentes, y se cree que a las 12.00 sonaba el Ángelus para después marcar de forma acústica la hora.

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