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En Euskadi se diagnostican cada año unos 150 casos de infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), cantidad que bajó a 119 en 2020 debido al confinamiento. Aunque los tratamientos han hecho del sida una enfermedad crónica, la detección precoz es una asignatura pendiente. « ... Más de la mitad de los diagnósticos son tardíos», lamentó ayer Antonio Arraiza, responsable del Plan del Sida del Gobierno vasco en la presentación del XX Congreso Nacional sobre el Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), que se celebra en Bilbao hasta mañana. La mayoría de los nuevos infectados son hombres, su edad media es de 30 años y la vía principal de contagio es la sexual.
La situación es similar en el conjunto de España, indicó a este periódico Julia del Amo, directora de la División de Control de VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis del Ministerio de Sanidad, quien recordó que el Gobierno español se ha sumado al compromiso internacional de poner fin a la epidemia del sida para 2030. «Tenemos que diagnosticar el 95% de las infecciones, tratar el 95% y que al menos el 95% tenga una carga viral indetectable. Es decir, que no transmita la enfermedad y tenga una buena calidad de vida», señaló Del Amo. La prevención, la detección precoz y el tratamiento inmediato son las armas para frenar al virus. El objetivo de Sanidad es que en 2030 las infecciones por VIH se hayan reducido en un 90% respecto a 2010, cuando se registraron 2.264. Arraiza destacó, en este sentido, que el País Vasco es de las pocas comunidades autónomas «con un plan específico» para «prevenir y controlar el VIH y las enfermedades de transmisión sexual».
'Cronicidad con calidad de vida' es el lema de un encuentro, organizado por la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), en el que participan más de 300 especialistas de los ámbitos sanitarios y asistencial. Todos hicieron hincapié ayer en un nuevo escenario. «La infección por VIH se ha convertido en la mayoría de los casos en una enfermedad crónica, y el sistema sanitario debe adaptarse a unas necesidades diferentes», dijo Miguel Ángel Von Wichmann, copresidente del congreso y experto en enfermedades infecciosas del Hospital Donostia.
La media de edad del colectivo de pacientes supera en el País Vasco los 50 años. «Se enfrentan a envejecer con todas las comorbilidades propias de la edad más el VIH», indicó Marta Pastor, presidenta de Bizkaisida y copresidenta del congreso. Es necesario abordar esa existencia de pacientes de edades avanzadas con otras patologías «de una manera integral e integrada entre niveles asistenciales para poder personalizar la asistencia en función de sus necesidades y con un protagonismo de la Atención Primaria», según Arraiza.
Desde que empezó la pandemia en 1981 hasta el 30 de junio de 2021, se notificaron en España 88.684 casos de sida y más de 150.000 personas resultaron infectadas por el VIH. A diferencia de los años 80 y 90, cuando el sida era una enfermedad mortal, «una persona con VIH tiene hoy la misma esperanza de vida que la población general», apuntó Pastor. El objetivo del XX Congreso Nacional del Sida es analizar desde diferentes ángulos «cómo mejorar la calidad de vida de los pacientes con VIH» y también cómo «acabar con el estigma y la discriminación», dijo Concepción Amador, presidenta de Seisida.
«El trabajo de las ONG es un camino vital. Comenzamos acompañando a morir y ahora tenemos que acompañar en el envejecimiento», explicó Marco Imbert, presidente de Euskalsida. Ese día a día es emocionalmente duro. «Una de nuestras grandes demandas es todo lo que tiene que ver con el apoyo emocional y psicológico». Los portadores del virus se enfrentan a la depresión, la ansiedad... «La vulnerabilidad está siempre ahí», aseguró Imbert.
El sistema encara, además, otro gran reto, el relevo generacional de los profesionales que llevan décadas tratando a los pacientes. «Los clínicos hemos aprendido muchas cosas en nuestra relacion con las personas con VIH, tanto desde el punto de vista médico como del humano. Ahora, se está retirando un tercio de esos clínicos», indicó Von Wichmann. El experto pidió ayer la creación de una formación reglada, «una especialización en enfermedades infecciosas», para que las nuevas generaciones de médicos no caigan en los mismos errores que las veteranas.
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