Mari Luz Osa lleva desde 1991 como responsable de la cafetería Euromar.

Mari Luz Osa (responsable de la Cafetería Euromar) «LLevo toda la vida en la hostelería y cada vez me gusta más mi trabajo»

ANTXON ETXEBERRIA

Domingo, 31 de mayo 2015, 02:02

Mari Luz Osa Etxaniz, recibió hace unos días el premio otorgado por El Diario Vasco reconociendo su trayectoria y su trabajo del día a día, al frente de la cafetería Euromar. Mari Luz llevá en el mundo de la hostelería desde los 15 años (tiene 60), y señala que le sigue gustando su oficio más que nunca. «No sabría hacer otra cosa».

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-Mari luz, indíquenos cómo fueron sus comienzos.

-Yo soy nacida en Arroa, y en 1969, con 15 años, me traslade a Zarautz a trabajar en el bar Mondragones que regentaban mis tíos. Ya de jovencita empecé a servir en la barra. Hoy en día está prohibido, pero entonces valía todo, casi todo el mundo empezaba a trabajar muy jovencito. Además, hacíamos jornadas muy largas, desde las 10 hasta las 2-3 de la madrugada. Recuerdo que la plaza tenía mucha vida, había mucho movimiento, se trabajaba a destajo. En la plaza estaban el Txoko, Joshe Mari, Otamendi, Alai, Royalti y Mondragones, siempre había jaleo. Tengo recuerdos buenísimos.

-¿Qué aprendió de aquellos años?

-Mi tía Miren nos enseñó a trabajar y le tengo que agradecer mucho. Por ejemplo, el prohibir decir no a un cliente. Hoy en día yo procuro transmitir lo mismo a mis empleados. Si hay producto y servicio, el no, no existe. Tenemos que aprender mucho todavía en el mundo de la hostelería, sobre todo de la gente del sur, mentalizarnos de la hostelería como oficio, no como un trabajo de paso. Se puede vivir de la hostelería, pero para ello hay que reciclarse, aprender, no limitarse a servir dos vinos y punto.

- ¿Hasta cuándo estuvo en el Mondragones?

-En el Mondragones estuve siete años, desde los 15 hasta los 22, que me case. Tuve a mis dos hijos y en esa época hice un impás de seis años sin trabajar, hasta que cogí el Tivoli pequeño, aunque el dueño me ofreció pasar al Tivoli grande, donde estuve 10 años, en la barra, cocina... Tenías que hacer casi de todo y al final te das cuenta de que te viene bien, porque dominas todos los aspectos de la hostelería, desde hacer la compra, cocinar, servir, fregar... todo.

-Siga, siga...

-Del Tivoli pase al Txiki Polit. Los mismos dueños que están ahora me apoyaron mucho. Yo estaba en plena separación, pasándolo mal y les agradezco mucho que me ofrecieran trabajo. Estuve 4 años en el Txiki Polit, hasta que me ofrecieron coger las riendas de la cafetería Euromar. Estaba muy contenta en el Txiki Polit, pero me dieron toda la libertad.

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-Entonces, en el Euromar, ¿desde cuándo?

-El Euromar lo inauguramos un 13 de agosto de 1991. Vamos a hacer 24 años y el balance es 100% positivo. Cuando llegas a un sitio nuevo y te dan toda la responsabilidad, la exigencia es mayor, sobre todo al ver que tienes por detrás a 9 personas. Yo lo que más he sufrido ha sido con el tema del personal, es un tema muy delicado. Durante años no ha sido sencillo encontrar gente para la hostelería y menos mal a la gente que ha venido de fuera.

-Hace una semana le concedieron un premio a su trayectoria en el mundo de la hostelería.

-Así es, me han dado un premio a la constancia, a la trayectoria, por el trabajo diario en el Euromar, y estoy muy agradecida porque se reconozca nuestro trabajo. Tengo que decir que paso prácticamente todo el día aquí, estoy todos los días, y te diré más, cada vez me gusta más mi trabajo. Tienes muchas satisfacciones con el trato de la gente. Pero esto es un aprendizaje continuo, no te puedes relajar.

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-Entonces, lo de la jubilación, ¿todavía lejos?

-Todavía para rato. Me dicen que ya es hora, pero no tengo ninguna gana. Tengo 60 años, me siento bien y voy a seguir trabajando. Voy a ser abuela dentro de poco de una niña, pero no tengo ninguna intención de jubilarme porque disfruto con lo que hago. Me encargo personalmente de realizar las compras, de ir a la plaza todas las mañanas, a la pescadería, carnicería, de atender en la barra...

-¿Qué cree usted que encuentra la clientela en Euromar?

-Yo creo que tenemos una cafetería-restaurante donde se está agradablemente, un lugar tranquilo, txukuna, bien atendido... y la gente te lo agradece, la gente no es tonta. La clientela cada día entiende más, y eso nos viene bien para elevar el listón y mantenernos 'despiertos'.

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-Y ¿cómo ve a la hostelería en general en Zarautz?

-Me da la sensación que en general falta un poco de ilusión.

-La noche casi ha desaparecido en Zarautz ¿En el Euromar?

-La noche ha caído en picado. Mucho se debe al tema económico, pero también el tema de las alcoholemias. Nos hemos concienciado de que no se puede coger el coche después de beber. Lo que es nosotros, durante la noche se trabaja bastante menos, pero ha subido durante el día. Tenemos una discoteca en la cafetería, pero no suelo abrir, porque no se consume. Suelo alquilar el local para fiestas, para post-bodas etc... En estos momentos, abrir todas las noches no compensa, porque no hay gente.

-¿Qué tipo de gente acude a la cafetería?

-Hasta hace unos años la cafetería estaba cualificada para gente mayor, pero ahora no es así, viene mucha gente joven. He cambiado las comidas, he introducido hamburguesas que están gustando mucho... Tengo clientes de todas las edades y eso me da mucha alegría.

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-Para ir terminando, ¿alguna novedad que tenga en mente para su local?

-Pues, por ejemplo, hace poco he introducido el branch, una especie de desayuno-comida, que se estila en Londres, y que ha tenido buena aceptación entre las chicas. Quiero trabajar también quizá algo mejor los cócteles del mediodía. He contactado con un chico de Errenteria que es buenísimo para enseñarnos. Todo está inventado en el mundo de la hostelería, pero siempre procuras introducir pinceladas, y esos detalles son los que te distinguen.

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