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A. Algaba
Lunes, 31 de marzo 2025, 15:58
«¿Qué podemos hacer para que no vuelva a pasar?». Es la pregunta que hoy se hacen muchos en Zumaia, entre ellos la organización del propio Geoparkea, tras el rescate que ayer domingo tuvo lugar en la zona de Algorri después de que una docena de excursionistas franceses se quedarán atrapados en las rocas a consecuencia de la subida de la marea. El helicóptero de la Ertzaintza tuvo que evacuarlos uno a uno en una operación que se demoró durante cuatro horas. Un despliegue que muchos se cuestionan si con una actitud más prudente se podía haber evitado. «¿Te puede sorprender así la marea y no poder salir por tu propio pie?».
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Con toda probabilidad los residentes más próximos al Cantábrico conocen cómo cambia la costa por las mareas. Las mareas bajas dejan al descubierto numerosas zonas de rocas que cuando el agua sube ni se adivinan. Del nivel más bajo al más alto van seis horas. Y en el entorno de Algorri ese cambio resulta muy evidente; más aún, en días como los de este pasado domingo, con mareas vivas que, cuando se dan, tanto un fenómeno como el contrario es mucho más pronunciado.
En las fotos que acompañan a la información se puede ver que el entorno de Algorri (denominado localmente también como Playa de los Curas) la marea baja deja al descubierto una extensa rasa mareal de rocas que casi permite llegar hasta Sakoneta. Desde el acceso a la misma, a través de unas escaleras laterales a las que se puede llegar desde la ermita de San Telmo o desde el barrio de Ardantzabide, las rocas se adentran aguas adentro -unos 30 o 40 metros- y se puede caminar sobre ellas si se tiene cierta destreza.
Cerca, además, se encuentra uno de los principales hitos del entorno del flysch de Zumaia, el denominado Límite K/T. Se trata de una fina línea más oscura que el resto de hojas del flysch que delimita en la historia de la Tierra el paso desde el Cretácico al Terciario y que supondría el fin de la existencia de los dinosaurios en el planeta. Atractivos que impulsan a los visitantes a bajar y mirar desde esas rocas esas atractivas formaciones tan espectaculares.
Eso sí, lo más recomendable al descender con marea baja es fijarse hasta dónde están mojadas las rocas y la propia arena de ese inicio de Algorri, lo que hace una idea del punto que alcanza la marea cuando el nivel del agua sube. Probablemente los excursionistas que descendieron el domingo y se adentraron en el entorno nos se fijaron en esos detalles o, directamente, los desconocían, y pensaban que podrían regresar sin problema hasta la empinada escalera de entrada de Algorri.
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Con mareas vivas altas como las de este domingo es imposible regresar a Algorri desde las rocas situadas en la parte izquierda de la ladera principal. De hecho, hay una abertura en la fila de rocas que se adentra en el mar que se llena de agua antes de que suba más el nivel y dificulta aún más ese paso, por lo que el grupo de excursionistas que quedó atrapado en el entorno se encontraría con esa dificultad añadida.
Así las cosas, el reto es tratar de que los numerosos visitantes que año tras año llegan hasta Zumaia a ver el flysch conozcan los riesgos del entorno, interioricen los cambios del entorno por las mareas y tengan información precisa de las partes que quedan cubiertas por el agua antes de acceder al terreno. Medidas que puedan minimizar los riesgos y eviten despliegues de emergencia como el que tuvo que activar la Ertzaintza este domingo.
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