L. OCHOA y M. TEJADA
Lunes, 26 de septiembre 2022, 12:37
El asesinato de una mujer de Soraluze de 68 años a manos de su marido en Benidorm es el primer caso de violencia de género con una víctima guipuzcoana en dos años. Desde que en 2004 se aprobara la ley de Medidas de Protección ... Integral contra la Violencia de Género, ocho mujeres y cuatro menores guipuzcoanos han sido asesinados.
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La última víctima de esta trágica lista se ha conocido este mismo lunes. Una zarauztarra de 68 años, de la que de momento se desconoce la identidad, ha sido presuntamente apuñalada mortalmente por su pareja en Benidorm en el domicilio que ambos compartían desde hace años. Su cadáver ha sido descubierto cuando varios miembros de la policía local han acudido a la vivienda para notificar a la mujer el fallecimiento de su marido en accidente de tráfico. Sin embargo, al entrar en el domicilio los agentes han encontrado el cuerpo sin vida de la mujer con dos puñaladas, un crimen del que, en estos momentos, su pareja sería el principal sospechoso.
El anterior caso de violencia de género con una víctima guipuzcoana tiene el nombre de Marian Ibarlucea. El cadáver de esta mujer arrasatearra, que residía desde hacía tiempo en Gran Canaria, fue hallado el 26 de diciembre de 2020. Su pareja quemó el cadáver durante horas y luego lo enterró. Los restos del cuerpo de la mujer desaparecida en el municipio de Gáldar, en Gran Canaria, fueron hallados tras los datos dados por el hombre, que admitió su culpa, según confirmó en su momento el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.
La eibarresa Rakel López y su hijo Markel corrieron la misma suerte el 2 de mayo de 2017. Fueron asesinados por el compañero sentimental de ella, que les asestó decenas de puñaladas en la casa que compartían en la localidad madrileña de Alcobendas. Primero a ella, en el cuarto de baño, y luego al pequeño, hijo de la anterior pareja de la Rakel. Ángeles Caridad también murió acuchillada por su novio en su piso de Tolosa en 2012, si bien en este caso su hijo se encontraba con su padre. Charo Román, en cambio, fue asesinada en presencia de su hija en Hernani. El 3 de julio de 2011 su exnovio le propinó seis cuchilladas, una de las cuales le alcanzó el corazón, que le produjeron la muerte.
Servicio de atención a mujeres víctimas / Biktima izan diren emakumeentzako arreta zerbitzua
También en octubre de 2011, la sociedad guipuzcoana despertó conmocionada tras conocer que una niña de dieciocho meses moría ahogada en la playa de Zarautz. Más tarde se supo que su padre la había arrojado al mar en un acto de venganza por las diferencias que mantenía con la madre de la víctima, expareja del acusado. El padre fue finalmente condenado a 21 años de prisión después de que un jurado le declarase culpable de asesinato. El 1 de diciembre de ese mismo año, la muerte de Julen Serrano, de 13 años, a manos de su padre volvió a poner de luto al territorio. Julen fue hallado sin vida en una vivienda del barrio de Ondarreta de Donostia en la que la familia había residido. El inmueble permanecía vacío desde que los progenitores iniciasen unas semanas antes el proceso de divorcio. Concluyeron que el acusado acabó con la vida de su hijo en venganza hacia la madre por su deseo de poner fin a la relación.
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Dos años antes, en Irun, Yasmín Rodríguez fue asesinada por su marido, que le clavó un cuchillo en el cuello. El jurado concluyó que la mujer venía siendo objeto de un continuo acoso por parte del procesado. Víctima y agresor, ambos de nacionalidad colombiana, habían contraído matrimonio en 2003, si bien cuatro años más tarde se separaron. La ruptura hizo que Yasmín, junto a su hija Angie, de 18 años, fruto de una relación anterior, se fuera a vivir a casa de una hermana suya que residía también en Irun. En los últimos meses, sin embargo, la pareja había retomado la relación.
Clara Rangel, de nacionalidad venezolana, es otra de las víctimas machistas de Gipuzkoa. El 29 de diciembre de 2008 su marido le asesinó en su piso de Errenteria, en presencia de dos de sus hijos pequeños -tenía tres-. Tras una discusión, el hombre cogió un cuchillo de veinte centímetros de hoja y se lo clavó a su mujer en el cuello, la espalda y en la axila. Unos meses antes, esos sanfermines, un compañero de trabajo mató a golpes a la irundarra Nagore Laffage, de 20 años, por negarse a mantener relaciones sexuales con él. Otro de los crímenes que marcó la historia de Gipuzkoa.
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Hay que remontarse a 2004 para recordar el asesinato de Belén Muro y su hija Irati en Hendaia. Fue meses antes de que el Estado aprobara la ley contra la violencia de género. Su marido les estranguló a las dos el 14 de febrero de 2004 en su domicilio.
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