![Toreros al alimón, toros nobles](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/09/08/97823294-kzKE--1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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Se cumplió con todos los ritos pero se rompieron algunos. Estuvieron todos los que cabían en la plaza pero faltó alguien. Tocaron los dulzaineros pero no en los dos toros. El cartel que anunciaba los festejos taurinos de Zestoa era novísimo pero en su ... origen había uno de 1898. A un músico se le olvidó en el Ayuntamiento la rosa que llevan todos y todas las que tocan en la banda pero alguien se la lanzó desde el balcón. El ganadero sigue siendo del Atlético de Madrid (encantado con Le Normand) y cría su gamado, Santacolomitas con genes de Albaserrada en Oropesa, Toledo pero este año se vino con su último libro publicado, el primero no científico (es veterinario), 'A Contraquerencia, anécdotas, vivencias y relatos del mundo de los toros', con hermosísimas ilustraciones de Luis Alberto Calvo Sáez, doctor en Veterinaria. Elene, la alguacililla (Una Kintela, ¡cómo no! una Etxaniz Zubillaga) siguió cogiendo al vuelo las llaves de toriles que desde el balcón del Ayuntamiento le lanzó la presidenta de la plaza, María Ángeles Izeta, homenajeada con aplausos y ramo de flores porque este 2024 deja su lugar de honor y suma responsabilidad.
Se pidió silencio absoluto cuando Ane Mendizabal atacó (suavemente) con su flauta el solo del sublime 'Amparito Roca' pero sucedió que nuevo es el director de la banda, Beñat Etxabe. En el segundo toro ('Rizado', cardeno claro, bragado corrido, muy muy encastado, premiado con la vuelta al ruedo de la rectangular) los dulzaineros, Txonin Mujika, Garikoitz Mendizabal. Gorka Errezil tocaron 'Xalbadorren heriotza', coreado por los espectadores, cuando la excelente cuadrilla le banderilleó. No lo hicieron en el primero, 'Cuentacuentos', que tenía un pitón izquierdo maravilloso, porque Luis Rivero Muñoz, torero de la escuela de Galapagar, uno de los soñadores participantes en la competición 'Camino a Las Ventas, es banderillero y cuando el maestro está en la arena, solo toca la banda.
Todos los ritos. Toda la gente. Solo faltaba Conchita Izeta, hija del bar Koiote. Llevará más o menos 92 años yendo a la plaza. Pero ayer no estuvo. El viernes, ciertamente, sí que estuvo.
Todos los recuerdos. Una zestoarra, Begoña Iriondo, encontró en la Fundación Sancho El Sabio un cartel de 1898 que anunciaba a 'Cocherito de Bilbao' en Zestoa. Se reprodujo, claro, en las puertas de la rectangular. Todos los recuerdos... En 2011 Sebastián Ritter, recién llegado de Colombia, toreó en Zestoa su primer festejo a este lado del Atlántico. Cortó cuatro orejas y un rabo. Volvió ayer. Porque es el director artístico de la escuela de Galapagar y Luis Rivero, al que aún le falta profundidad pero sabe lo que quiere y cómo lograrlo (largo, recogiendo al toro en su salida con la capa...), su alumno.
Para el recuerdo, el nombre y la galanura del sobresaliente, un de esos toreros rubios de los que se dicen nunca son malos: Jordi Thoelen Andreo, de padre belga, madre murciana. Le invitó Luis a torear al alimón a 'Cuentacuentos' y cuando lo hicieron tuvo un momento muy torero, se retiró discretamente para que el matador titular rematara el pase. Y mira que lo hizo bien. Para el recuerdo, el saber que cuando la comisión taurina de Zestoa fue a Oropesa a elegir las reses nacidas en 2022, a todos les intimidó el cárdeno oscuro porque era grande (pesaría 40, 45 'herraldes', ers decir más de 200 kilos) y con buena cornamenta. Pero demostró en la plaza que también sabía su oficio. Se cumplió el rito.
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