El coordinador de i2basque y profesor de informática, Josu Aramberri, es el representante de Euskadi en un proyecto estatal de recuperación de patrimonio fotográfico.

«La conservación del patrimonio fotográfico es una carrera contrarreloj»

La red i2basque participa en un proyecto de rescate, catalogación y oferta de imágenes

MARIO GARCÍA

Miércoles, 15 de julio 2015, 07:39

«Las fotografías no tienen fronteras y cuando se analiza un archivo nunca se sabe lo que se puede encontrar, pero siempre son fuente de una valiosa información para los investigadores y los ciudadanos en general». Josu Aramberri, coordinador de la red académica i2 basque, dependiente del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno Vasco, y profesor en la Facultad de Informática de la UPV, lo comprobó cuando hace años se embarcó en un proyecto de recuperación de patrimonio fotográfico en Arija, un pequeño municipio del norte de Burgos, y desde el año pasado como representante de Euskadi en el Plan de Conservación de Patrimonio Fotográfico, que organiza el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE).

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Se trata de poner en valor las joyas fotográficas que actualmente se encuentran diseminadas en instituciones y manos privadas a través de procedimientos científicos comunes que impidan su destrucción y faciliten su acceso tanto a los investigadores como a los ciudadanos. Para ello hay que conocer lo que ya existe. «La idea consiste en recopilar, catalogar y ofrecer los contenidos fotográficos», resume Aramberri.

El trabajo apenas ha comenzado y la primera fase en la que ahora se encuentra el desarrollo del plan se centra en la identificación de los archivos que poseen las instituciones, con un especial llamamiento a las empresas y particulares que posean fondos fotográficos con algún interés histórico. Es una labor que exige cierta premura. Los estudios preliminares de i2basque han permitido conocer que la situación de la conservación de patrimonio fotográfico en Euskadi es «muy irregular», según Aramberri. «Mientras que algunos fondos están perfectamente conservados, otros todavía acumulan imágenes sin digitalizar, con el riesgo de que puedan perderse». En este sentido, el coordinador de i2basque señala que la conservación del patrimonio fotográfico «es una carrera contrarreloj porque el paso del tiempo implica la aparición de procesos químicos que destruyen los originales». Un deterioro que afectan a las imágenes independientemente del soporte que utilicen.

Los primeros pasos

En esta primera fase los investigadores de i2basque se han propuesto detectar los fondos fotográficos de Euskadi y apenas han dado los primeros pasos cuando se han encontrado con que existe más patrimonio del que imaginaban. «Hemos descubierto que los museos, archivos y bibliotecas, y en general cualquier institución adonde hemos acudido, guardan un valioso patrimonio de imágenes», confirma Aramberri. En este terreno, las instituciones públicas y privadas de Gipuzkoa han desarrollado, según los datos de la investigación, una labor «muy avanzada en la conservación de su patrimonio fotográfico». Destaca, por ejemplo, el portal Gure Gipuzkoa, de la Diputación Foral, que contiene 155.000 imágenes digitalizadas y a disposición de la ciudadanía, o la labor de digitalización que está desarrollando la Fundación Euskomedia de Eusko Ikaskuntza. Pero señala el fondo pionero de Kutxa (Kutxateka), que próximamente fijará su sede en el nuevo edificio de Tabakalera, como el más destacado de Euskadi, con 1.800.000 imágenes. Asimismo, el Archivo Municipal de Eibar posee 300.000 fotos; 700.000, el de Vitoria, y 300.000 el de Bilbao, que incluye el fondo del desaparecido periódico la Gaceta del Norte.

El trabajo de campo de i2basque también ha llegado al mundo de la empresa y a particulares, aunque todavía de una forma incipiente. Con todo, cuando no se ha hecho más que empezar, ya se han catalogado 3 millones de fotografías, la mayor parte de ellas de interés histórico. «Nos queda mucho trabajo porque nos faltan numerosas instituciones públicas y privadas por investigar, entre ellas, por ejemplo, el Archivo Municipal de Donostia, el Museo San Telmo o el Bellas Artes de Bilbao... Vamos poco a poco», explica el responsable del proyecto.

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En el ámbito privado, por ejemplo, i2basque lanza un llamamiento a empresas y particulares para que valoren sus fondos fotográficos. «A veces acaban desperdigándose o perdiéndose cuando son elementos muy valiosos para los investigadores que estudian nuestro patrimonio industrial», advierte Aramberri. En caso de duda, los expertos solicitan que los poseedores de esta documentación se pongan en contacto con el Archivo Histórico de Euskadi o con i2basque.

La colección de Andrieu

La investigación se propone catalogar fotos de todas las épocas, aunque preferentemente las de tipo histórico, que son las que precisan su digitalización con mayor urgencia, y en todos los soportes, a ser posible primitivos daguerrotipos y placas de cristal. Entre las imágenes más antiguas de Gipuzkoa registradas por i2basque, Aramberri destaca la colección 'Paisajes del Pirineo', fotos estereoscópicas de Jean Andrieu que incluyen imágenes de 1865 de Hondarribia y Pasaia y cuyo catálogo se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia. Además, en el Instituto de Patrimonio Cultural de España se conservan placas de cristal de 40x30 centímetros también con paisajes de Pasaia que realizó el francés Jean Laurent.

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La carrera del tiempo en la conservación del patrimonio fotográfico tiene también una derivada informativa. «Las imágenes contienen gran cantidad de datos, a los que es muy difícil acceder si no hay testigos directos o indirectos», señala Aramberri. En esta línea, el fondo Azpiazu de Vitoria contiene imágenes históricas de la localidad cordobesa de Marchena gracias a las cuales los investigadores han podido extraer datos que de otra forma se hubieran perdido. Es otra muestra del carácter global de las fotografías al que aludía anteriormente el coordinador de i2basque. «Nunca se sabe lo que un investigador puede encontrar, ni dónde», agrega.

Reutilización de las imágenes

Pero Aramberri considera que, más allá de la utilización estrictamente especializada que pueda tener un documento antiguo tras su digitalización, el uso de las fotografías transciende ese ámbito porque las imágenes pueden ser consultadas y utilizadas por los ciudadanos una vez que han sido depositadas en la red y son de dominio público. «Muchas veces el problema de las fotos históricas es que se trata de obras huérfanas, no se sabe quién es el artífice y si existen derechos de autor». Frente a esta circunstancia, los investigadores no tienen duda de que las imágenes con más de setenta años pueden pasar a dominio público sin ninguna traba legal.

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La recopilación, catalogación y digitalización permiten acceder a las imágenes con facilidad para su reutilización. «Son muchos los ejemplos de obras derivadas partir de imágenes históricas», sentencia Aramberri. Por ejemplo, su uso como fondo de videojuegos o incluso como modelo de estampación de telas siguiendo los diseños de época.

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