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Ligera, manejable y sobre todo muy rápida. El patatxe fue durante siglos una de las embarcaciones más polivalente de las principales armadas europeas: servía de buque auxiliar, se utilizaba para explorar las costas por su escaso calado y también para enviar mensajes y recabar información por su velocidad. Precisamente esa última cualidad hizo que se convirtiese en una de las embarcaciones favoritas de los corsarios en sus ataques a otros barcos. Las tripulaciones que lucían patente de corso, es decir, que habían obtenido licencia real para practicar la piratería, se aproximaban con sigilo a sus presas, las abordaban por sorpresa y huían a toda velocidad con el botín sabiendo que sus posibles perseguidores tenían escasas probabilidades de darles caza.
El patatxe se utilizó hasta bien entrado el siglo XVIII en las costas peninsulares. Siglos de evolución hicieron que los últimos exponentes de esta tipología naval adquiriesen unas cualidades de navegación extraordinarias. El patatxe que Albaola está construyendo en su astillero de Pasaia es un claro ejemplo de ello. Se trata de una embarcación diseñada y fabricada en origen en el astillero Mutiozabal de Orio durante el siglo XVIII. La conservación del legado de la factoría oriotarra, que fue una de las más activas de la costa vasca hasta el siglo XIX, ha permitido a Albaola tener acceso a los planos originales.
El patatxe está aún en proceso de construcción en la sala central de Albaola. Los visitantes que se acercan ahora a la factoría tienen de esa forma la oportunidad de contemplar sus 'tripas'. Se trata de una esbelta nave de 15 metros de eslora y con capacidad para 20 remeros que luce impecable en el astillero pasaitarra. En la embarcación trabajan desde hace meses los alumnos de la escuela de carpintería naval de Albaola bajo la supervisión última de Xabier Agote, el responsable de la factoría naval. El propio Agote ha presentado este viernes el patatxe y ha recordado que se trata de la octava embarcación que se fabrica en el astillero a partir de los planos de Mutiozabal.
El presidente de Albaola ha explicado que el barco llevará el nombre de 'Juanita Larando' en memoria de una posadera de San Sebastián del siglo XVII que entró en el negocio del corso junto a otros socios y terminó participando en los beneficios de un patatxe corsario. En el acto han intervenido asimismo representantes de L'Ordre des Corsarios Basques, una cofradía de San Juan de Luz y Ciboure heredera de la época en que las embarcaciones con patente de corso eran comunes en el litoral vasco-francés. Los cofrades han designado 'Corsario de Honor' al historiador Xabier Alberdi, que además de asesor histórico de Albaola es el director del Museo Marítimo Vasco. Alberdi ha agradecido la distinción, al tiempo que ha recordado que en el siglo XVII el litoral vasco fue un auténtico nido de corsarios.
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