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Xabier Fernandez muestra el lugar discreto donde se encuentra laentrada a la cueva original.Imagen general de laréplica de Ekain. En la visita el recorrido no está tan iluminado.Los caballos reproducidosy exterior del edificio queacoge la réplica en Zestoa.Los huesos de oso que el visitante encuentra también en Ekainberri. FOTOS: LUIS MICHELENA

Los caballos esperan en Ekainberri

Arte rupestre ·

Zestoa. La réplica de Ekain aguanta con pulso la pandemia y espera recobrar sus 35.000 visitantes anuales. Así es la experiencia de viajar al pasado

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Sábado, 5 de febrero 2022, 07:32

Es una inmersión en la naturaleza y en el pasado. Asegura Xabier Fernandez, coordinador de Ekainberri, que la experiencia de visitar la réplica de la cueva de Ekain comienza en el paseo que arranca del propio casco urbano de Zestoa. La taquilla, de hecho, está ... ahí. «El visitante va caminando y se adentra en el valle de Sastarrain como lo hacían quienes vivieron por aquí hace 13.000 años», dice. El recorrido pasa por el histórico palacio de Lili, que en marzo volverá a abrir sus visitas teatralizadas, y solo unos minutos después se accede al entorno de Ekainberri, inaugurado en 2008. Es un edificio moderno y discreto por fuera que sorprende por dentro: el juego de la luz con la oscuridad, el sonido del agua como si se tratara de la cueva real y la fidelidad de las pinturas a las originales ejercen un hechizo que atrapa al visitante. Los pequeños alumnos de Zumaiena Ikastetxea que esta semana recorrían Ekainberri no ocultaban sus gritos de asombro ni escatimaban las preguntas a las guías. «¿Cómo pintaban esto aquellos habitantes? ¿Cazaban los osos con lanzas? ¿Qué comían?»

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Los caballos de Ekain, esos caballos rotundos pintados enigmáticamente en la época Magdaleniense (entre hace 15.000 y 12.500 años), y bautizados por el investigador André Leroi-Gourhan como «el conjunto de caballos más perfectos de todo el arte cuaternario», siguen galopando. Es una metáfora, sí, porque esos caballos en realidad aguardan tranquilos: el que galopa es un proyecto que llegó a contar con 35.000 visitantes al año hasta la llegada de la pandemia, que ha aguantado el tirón en estos dos años difíciles y ahora se prepara para volver a la normalidad. Como todos.

La visita

  • Cuándo De martes a domingo.

  • Cómo Reservas en la web ekainberri.com y tickets en la oficina de Zestoa. Siempre con reserva previa y con guía.

  • Precios: Ekain Abentura (4 euros) y Ekain Fast (6 euros).

«Los visitantes han sido hasta ahora vascos, en primer lugar, seguidos de los llegados de otros lados del Estado y con amplia presencia también de público francés, interesado en seguir la ruta de las cueva prehistóricas de los dos lados del Pirineo», explica Xabier Fernandez, coordinador de Ekainberri. Una fundación institucional es la responsable del proyecto, y la empresa Arazi, radicada en Zarautz, se encarga desde el inicio del desarrollo del programa educativo y de las visitas a Ekainberri y al Palacio de Lili, también en Zestoa.

La cueva original de Ekain se encuentra a menos de un kilómetro, ya en terrenos de Deba, avanzando por el valle de Sastarrain. Una verja protege su discreta entrada y una placa cercana recuerda que la Unesco consideró en 2008 este entorno, junto a las otras cuevas del circuito cantábrico, patrimonio de la humanidad. El visitante de Ekainberri no llega hasta aquí, pero pedimos a Xabier Fernandez que nos acerque para respirar ese ambiente. Y él nos recuerda que, a diferencia lo ocurrido con otras cuevas, «aquí, en cuanto Andoni Albizuri y Rafael Rezabal, dos jóvenes socios de Antxieta, descubrieron el lugar y sus pinturas en 1969 y avisaron a Aranzadi, se optó por cerrar el acceso y abrirlo solo a los investigadores, con José Miguel Barandiaran y Jesus Altuna a la cabeza. Gracias a eso se ha conservado todo tan bien. Si las pinturas de Ekain son relevantes es porque están prácticamente tal como se pintaron».

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Las visitas escolares se han mantenido en estos últimos meses, al igual que las particulares. Para visitar Ekainberri hay que inscribirse previamente, y el recorrido es siempre con guía, para conocer bien los detalles. Unas salas adyacentes recogen la información previa y el contexto y, una vez dentro de la réplica, los distintos espacios se van iluminando a medida que avanza el espectador. El ruido del agua completa la inmersión en el pasado.

«El visitante hace un primer recorrido en silencio, empapándose de un ambiente que evoca lo que ocurría hace 13.000 o 14.000 años, y dejamos que él solo trate de encontrar los dibujos que son réplica de los originales. Buscamos la emoción. Y es en una segunda vuelta cuando va escuchando las explicaciones del guía», puntualiza Xabier Fernandez. El panel más representativo de la visita recoge los caballos, pero también hay bisontes, o los huesos reales de un oso que se encontraron en el Ekain original, con un cráneo que sí es una réplica. Hay varias modalidades de visita: 'Ekain Abentura' enseña técnicas de encendido del fuego y de 'caza' de animales.

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Ekainberri participa también en otras actividades abiertas, como la carrera de montaña Kobaz Kobaz Koba Trail de Zestoa, que se celebra el día 13. Ahí galoparán los atletas de hoy: ya hay 620 inscritos.

Los técnicos vigilan con discreción la cueva original de Ekain

El 8 de junio de 1969 los azpeitiarras del grupo Antxieta Andoni Albizuri y Rafael Rezabal encontraron la cueva de Ekain y sus pinturas rupestres del paleolítico. En la cueva existen unas 70 figuras de animales: 64 pinturas y 6 grabados. El caballo es la figura más representada, pero también hay osos, ciervos o cabras. En 2008 la Unesco declaró Ekain Patrimonio Mundial de la Humanidad con otros 17 santuarios del arte rupestre como Altxerri y Santimamiñe.

El Ekain original sigue cerrado con sus verjas, pero los técnicos del Gobierno Vasco vigilan casi mensualmente las condiciones de conservación, temperatura y humedad. Xabier Fernandez y sus compañeros de Ekainberri tuvieron el privilegio de entrar en la cueva original. «Esa impresionante sensación es la que buscamos trasladar al visitante de Ekainberri», dice.

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