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ELENA VIÑAS
PASAIA.
Lunes, 16 de octubre 2017, 07:00
El olor a madera impregna cada rincón del denominado Teatro del Mar, un espacio de grandes dimensiones que ocupa la planta baja de la Factoría Marítima Vasca Albaola, en Pasaia. La actividad no parece encontrar tregua entre quienes se reparten por la sala realizando tareas que encajan una tras otra, como el perfecto engranaje de un reloj. Desde hace pocas semanas éste es también el lugar en el que adquieren conocimientos los estudiantes de la que se ha dado en llamar Aprendiztegi, Escuela Internacional de Carpintería de Ribera Lance Lee.
El proyecto ve la luz tras varios años insistiendo en uno de los principales objetivos de Albaola, el de la conservación y construcción naval de embarcaciones tradicionales. «Para ello, es fundamental la transmisión, porque sin ésta, no hay devenir del patrimonio marítimo», señala el presidente de la citada asociación, Xabier Agote.
«Siempre lo hemos hecho -añade-. Hemos formado mucha gente, pero de una manera más improvisada o, por lo menos, no debidamente organizada. Teníamos ya ganas de abrir una escuela para garantizar esa transmisión con una calidad de excelencia».
El nombre del centro recién inaugurado está cargado de significado. Por un lado, rinde homenaje a Lance Lee, el creador de la primera escuela de carpintería de ribera que en 1972 se fundó en Estados Unidos, Apprenticeshop, en la que el propio Agote se formó y con la que mantiene un vínculo «importante». Prueba de ello es la trainera 'Ameriketatik', que construyó por invitación de Lee en 1997 al otro lado del Atlántico y que fue financiada por la diáspora vasca.
La de Pasaia copiará el método de trabajo «innovador» en el que se basa. «Hemos decidido calcar su modelo basado en la educación experiencial, que no experimental», indica Agote. Según explica, «los alumnos participarán desde el primer día en la construcción de los barcos, trabajando como siempre ha hecho el aprendiz, con la excepción de que aquí no se pierde el tiempo con tareas como la de limpiar».
Método Aplica un modelo «absolutamente práctico», calco del de la escuela abierta en 1972 por Lance Lee en Estados Unidos.
Formación Consta de tres años, en los que los estudiantes trabajan desde el primer día en la construcción de embarcaciones.
Alumnos Entrarán seis por año, todos ellos mayores de edad y procedentes de cualquier país del mundo.
El nombre Aprendiztegi tampoco es casual. Además de ser un símil de la escuela Apprenticeshop de Lance Lee, hace referencia a un personaje histórico, Martín de Aprendiztegi, un constructor naval de Urruña que en el siglo XVII se marchó a Canadá con el fin de construir chalupas vascas. «Con ese nombre ponemos un poco de luz en un personaje desconocido, pero con una historia apasionante», comenta Agote.
El programa de formación consta de tres años, en los que se tiene la oportunidad de participar «de forma intensiva» en todas las fases de la construcción naval tradicional. El programa de la escuela está destinado a un total de dieciocho aprendices, mayores de edad, procedentes de cualquier lugar del mundo. Entrarán seis por año. De este modo, el profesor contará con el apoyo de los estudiantes más veteranos, ya experimentados en el Teatro del Mar, que actuarán como ayudantes.
El formato de la escuela es, como su nombre indica, internacional. Cada uno de los seis alumnos que conforman su primera promoción procede de otros tantos países diferentes. A un joven vasco, se suman otros de Francia, Bélgica, Irlanda y Senegal. El sexto iba a ser un congolés que en el último momento ha tenido que renunciar a su plaza «por una serie de circunstancias de su país natal». En su lugar, entrará un refugiado sirio.
Esa mezcla es calificada por el máximo responsable de Albaola como algo «muy bonito», que goza de no pocas ventajas. «Nos da la oportunidad de aprender de sus diferentes culturas y conocer el patrimonio de otros países. Además, ellos se van a convertir en expertos del nuestro. Serán unos grandes embajadores del patrimonio marítimo vasco cuando vuelvan a sus países, igual que yo lo soy del de Estados Unidos, tras formarme en su escuela», declara Xabier Agote.
Todos los futuros carpinteros de ribera compartirán un mismo profesor, Brian McClellan, llegado del centro fundado por Lance Lee en Norteamérica, donde tenía una plaza como instructor principal. Gracias al marco de colaboración establecido entre ambas escuelas, McClellan ha cruzado el Atlántico dispuesto a compartir sus conocimientos en Pasaia, donde ya se ha establecido junto a su familia.
Entre sus nuevos alumnos se encuentra Javier Vizcaya, un getxotarra que buscaba dar un giro a su vida. Supo del proyecto de tres años que ofrece Albaola a través de internet y asegura que el programa formativo le dejó «alucinado». «Me gustó cómo estaba prevista la enseñanza y el que no pagamos nada. Trabajamos para la escuela, que es una forma de aprender», declara el joven quien no oculta la «ilusión» que le despierta el oficio en el que se ha comenzado a formar y el modo en que se preparan.
«Para empezar, la entrevista fue trilingüe: en euskera, castellano e inglés. Eso ya me gustó. También he leído informes de la Unión Europea en los que se habla de una previsión de crecimiento del sector maderero para los próximos diez años. Vi posibilidades en este trabajo. Además, dicen que la carpintería de ribera es la más completa de todas. Si sabes hacer esto, sabe hacer cualquier otra estructura, como muebles», argumenta Javier Vizcaya, para quien no deja de ser interesante trabajar a diario con «carpinteros que ya son maestros».
El primer proyecto al que se enfrentan este joven vasco y sus compañeros es la construcción de la réplica de una antigua chalupa irlandesa. «Es un pedido que hemos recibido», cuenta Xabier Agote, quien añade que su intención es ir creando una flota de embarcaciones tradicionales vascas. Los estudiantes participarán, asimismo, en el proceso de creación del galeón 'San Juan', lo que supone «un auténtico privilegio», no en vano ninguna otra escuela ofrece una oportunidad de este tipo.
A pesar de que admite que en Euskadi no existe en la actualidad una demanda de carpinteros de ribera, Agote asegura que ésta es una profesión en alza en países del norte de Europa y Estados Unidos. «En países muy desarrollados la demanda es creciente y muy importante», subraya.
El presidente de Albaola destaca que el objetivo no es crear necesariamente constructores navales. «Estos chavales van a aprender a dominar el oficio del trabajo de la madera, el de la carpintería. La construcción de un barco de madera es, sin duda alguna, el reto más importante al que se puede enfrentar cualquier carpintero, dado que no hay estructura de madera más compleja que un barco por sus características tridimensionales, su casco redondo.... Es un oficio muy exigente que después te permite enfrentarte a cualquier trabajo», concluye.
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