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Reconstrucción virtual realizada por José Javier Pi Chevrot en colaboración con Unai Sarasola de las casas principales de los Idiáquez. el mirador que se ve bajo estas líneas se asomaba al puerto y a la bahía.
La 'casa' de los Austrias en Donostia

La 'casa' de los Austrias en Donostia

Palacio de Idiáquez ·

Una reconstrucción virtual permite visualizar por primera vez el edificio más suntuoso de la ciudad hasta el incendio de 1813

Borja Olaizola

San Sebastián

Lunes, 9 de marzo 2020, 15:56

Tenía vistas al puerto y a la bahía, una soberbia fachada renacentista de piedra que daba a lo que hoy es la calle Mayor y hasta un jardín interior. El palacio de Idiáquez, que llegó a alojar a tres reyes de la dinastía de los Austrias durante sus estancias en San Sebastián –Carlos V, Felipe III y Felipe IV–, fue el edificio más suntuoso que hubo en la ciudad antes del derribo de las murallas. Una reconstrucción virtual realizada por el arquitecto donostiarra José Javier Pi Chevrot para su tesis doctoral permite ahora visualizar por primera vez el inmueble, propiedad de Alonso de Idiáquez, un tolosarra que llegó a ser secretario personal y uno de los hombres de máxima confianza del emperador Carlos V.

Aunque fue durante siglos el edificio más representativo de San Sebastián, no hay imágenes que reflejen la apariencia que tenía el palacio, que resultó destruido por las llamas durante el incendio de 1813. Los únicos testimonios que se conservan corresponden a descripciones realizadas por cronistas. El arquitecto Pi Chevrot recupera en su trabajo la realizada por Fidel Pérez Mínguez durante una conferencia en el Ateneo de San Sebastián en septiembre de 1930: «El palacio de Alonso de Idiáquez ocupaba más de la mitad de la actual calle Mayor, antes de Santa María, de la capital de Guipúzcoa, en la acera de los impares. Su fachada se extendía en una línea de más de cien metros, con un fondo de mayor longitud aún. Cuatro torres daban personalidad a estas 'casas', en cuyos recintos existían varios patios, jardines, capilla y otros servicios. Verdadera mansión de reyes, en las casas de Idiáquez, en efecto, residieron, a más del emperador Carlos V, su competidor Francisco I de Francia, y posteriormente la reina de España Isabel de la Paz; Felipe III y su hija la Reina de Francia; la infanta doña Ana; la cuñada de ésta, Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, así como éste acompañado de su hija Ana María de Austria, la ofrecida esposa de Luis XIV».

El palacio desde otros ángulos, con la fachada principal asomándose a lo que hoy es la calle Mayor

EL PROTAGONISTA

  • 1497 año de nacimiento de Alonso de Idiáquez, que ascendió en la corte española hasta convertirse en secretario y hombre de confianza de Carlos V.

  • Otros proyectos que promovió

  • Palacio de Idiáquez de Tolosa Levantado en las murallas gracias a una concesión real.

  • Convento de San Telmo En su cripta están enterrados Idiáquez y su mujer.

  • Convento de San Sebastián el Antiguo Ya desaparecido.

La descripción se desinfla un poco a la luz de la investigación que ha llevado a cabo el arquitecto Pi Chevrot para realizar la reconstrucción virtual del palacio, basada en documentos que forman parte del fondo de la Casa Ducal de Hijar depositados en el Archivo Provincial de Zaragoza. La fachada, descubrió el arquitecto en sus indagaciones, no llegaba a la mitad de los cien metros que le adjudica el cronista. Pi Chevrot precisa que la parcela que ocupaba la construcción de Idiáquez tenía 41 metros de fachada y 46 de fondo. Así pues, la finca se aproximaba a los 1.800 metros cuadrados de superficie, lo que la convertía en una de las más grandes de una ciudad que vivía constreñida por los límites de las murallas.

El edificio fue el resultado de la reforma de dos casas torre que estaban entre la calle Mayor y el puerto

Generosa dote

Alonso de Idiáquez, nacido en Anoeta en 1497, había ido subiendo escalones en la corte española hasta convertirse en secretario y hombre de confianza de Carlos V. Su proximidad al emperador hizo de él uno de las figuras más influyentes de su tiempo y allanó el camino para su matrimonio con Gracia de Olazábal, heredera de una de las grandes familias de San Sebastián. «Este enlace –escribe el arquitecto– suponía la renovación de los círculos de poder en San Sebastián con la aparición de una nueva familia, la de los Idiáquez, potenciada por su relación privilegiada con el emperador, pero que entroncaba y se apoyaba, a través del linaje de los Olazábal, en los antiguos clanes dominantes en la villa, en gran parte gascones». Gracia aportó al matrimonio una generosa dote que incluía varios edificios intramuros, entre ellos los que fueron luego reformados para la construcción del palacio. Se trata en esencia de dos casas torre que se situaban entre lo que hoy es la calle Mayor y la muralla que cerraba la ciudad a la altura del puerto. A partir del testamento de Alonso de Idiáquez, Pi Chevrot reconstruye la propiedad y concluye que las dos casas torre «estaban escalonadas en la ladera oriental de la colina sobre el puerto. Una, en el centro, era la torre 'principal' y a la otra, en el extremo occidental, se la nombró torre 'de sobre el muelle' o 'de mar'».

El sepulcro de San Telmo con los restos de Alonso de Idiáquez y Gracia de Olazábal.

La transformación de esas dos casas no se produjo de inmediato, así que cuando el emperador Carlos V se alojó en San Sebastián los días 25, 26 y 27 de noviembre de 1539 en su camino hacia Flandes no lo hizo en el palacio sino «en una estancias probablemente vetustas, lejos de su magnificencia posterior», apunta el arquitecto. La reforma se acometió a partir de 1546, fecha en la que Idiáquez había consolidado ya su posición en la corte y por consiguiente disponía del aval financiero necesario para ejecutar los otros proyectos que también había emprendido: la construcción del palacio de Idiáquez en Tolosa, del convento de dominicas en San Sebastián el Antiguo y del de dominicos en San Telmo, que es donde finalmente fue enterrado en compañía de su esposa.

La reconstrucción virtual del palacio ha sido posible gracias sobre todo a un memorial en el que Idiáquez da instrucciones desde Toledo para la reforma de sus casas de San Sebastián. En el documento se ordena por ejemplo que el material para la fachada principal sea de «'piedra blanda', es decir de arenisca y de buenos 'axillaraes', 'muy bien rectados y labrados y con muy buena cal'». Esa fachada estaba adornada con una puerta principal que dejaba bien clara su «visibilidad y posición jerárquica en la trama urbana», indica Pi Chevrot, que precisa que «se conformó una pequeña plazoleta delante de ella. El diseño de las fachadas se hacía entonces en consonancia con las del entorno, aunque muchas veces queriendo superarlas y no desmerecer de ellas. Ello hace suponer –añade el arquitecto– que en la calle Santa María, hoy calle Mayor, existían casas bien 'labradas' con vistosos balcones pertenecientes a ricos linajes donostiarras».

Alonso de Idiáquez no llegó a ver el palacio terminado. Murió asesinado en 1547 en Alemania mientras cumplía una misión que le había encargado el emperador. Fue su viuda la que asumió la responsabilidad de las obras. El hijo del matrimonio, Juan de Idiáquez, que fue también secretario de Felipe II, se encargó de ampliar el edificio hasta convertirlo en el más suntuoso de la ciudad. Prueba de ello es la presencia en sus estancias de Felipe III en 1615 y de Felipe IV en 1660. Luego el palacio pasó a ser la residencia del gobernador hasta su desaparición en el incendio de 1813.

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