La nueva cita de las Kutxa Kultur Gauak llegaba con la banda musical Ramona's First Evil Boyfriend. Un grupo de Azkoitia que empieza a gatear en el pop (se formaron durante el confinamiento), que graba sus primeras melodías en el trastero de casa y ... que tiene las influencias como los rascas de los sorteos: a nada que pases un poco la llave se ven los nombres ocultos.

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Los Ramonas son una gente que no colecciona discos sino que se hace sus 'playlist', la versión moderna de las antiguas casetes, metiendo esta canción alucinante, esta otra emocionante y aquella que es más triste que el final de Bambi. Por eso el resultado de sus creaciones no es puro. Los jóvenes pasan de eso. Uno les escucha en directo y lo ve todo junto, tan natural como vital. Sin engrudos, pero sin la claridad estilística que exigen los coleccionistas. Aún no brillan, pero ya se les ven destellos.

En las trece piezas del combo guipuzcoano hubo rock a lo 'grunge', tonos que se acercaron a los años 50 y pequeños bosquejos de lo que plantaron Artic Monkeys –de quienes hicieron unas versión en el concierto–. Con más calma que cabreo y en pasajes que apenas superaban los dos minutos. Destacó una voz tremenda, de diva del soul. Andrea Pozo, que así se llama la cantante, entonó llena de energía y se lo pasó mejor cuando se soltaba que cuando susurraba. Porque a veces esa garra le alejó de la suave música ejecutada. No importa, mañana harán otra canción que empaste mejor. Esa es la maravilla de ver a un grupo que está empezando.

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