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A la izquierda, Pío Aguirre, presidente del Náutico; y a la derecha, Esther Irigaray, directora del Aquarium. Gorka Estrada/De la Hera
Centenarios pero modernos: dos edificios que dan identidad a Donostia preparan su cumpleaños

Centenarios pero modernos: dos edificios que dan identidad a Donostia preparan su cumpleaños

El Náutico, símbolo mundial de la arquitectura moderna, trabaja para celebrar el primer siglo del edificio en 2029, y el Aquarium celebra ya este mismo diciembre los cien años de su 'primera piedra'

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Lunes, 24 de marzo 2025, 01:00

El 22 de septiembre de 1925 se colocó la primera piedra del edificio del Aquarium de Donostia, que se inauguró finalmente en 1928. Casi enfrente, en 1929 se inauguró el edificio del Náutico, ese 'barco varado' en La Concha, la gran obra de Aizpurua y Labayen. Son dos iconos, bien distintos, que definen el perfil de la ciudad, dos edificios clásicos que se mantienen jóvenes. Los actuales responsables de las dos entidades, Aquarium y Náutico, se preparan ya para celebrar los centenarios, con complicidad institucional e incluso con la posibilidad de colaborar en algunos actos.

El Aquarium, sometido a sucesivas ampliaciones con el paso del tiempo, es el museo más visitado de Gipuzkoa, con más de 360.000 visitantes el año pasado. El Náutico, además de dar servicio a sus 1.200 socios y seguir creciendo en actividades marítimas, es la 'estrella discreta' de Donostia: junto al Kursaal de Rafael Moneo es el edificio más repetido en las guías internacionales de arquitectura, visitado por profesionales de todo el mundo que vienen a conocer de cerca esta joya del movimiento moderno.

«Queremos aprovechar el centenario para mejorar el estado de conservación del edificio», dice Pío Aguirre, presidente del Real Club Náutico de San Sebastián. «Mi segundo mandato termina en 2027 y según nuestros estatutos no puedo optar a la reelección, pero trabajamos con tiempo para que el centenario nos llegue con los deberes hechos. Este edificio al borde del mar es una maravilla, pero exige un mantenimiento continuo y delicado. Se trata de un lugar catalogado y protegido y las instituciones deben autorizar los trabajos». También con las instituciones quiere preparar la directiva del Náutico «un centenario que recuerde el valor patrimonial de este edificio, joya del racionalismo». Curiosamente Aguirre acaba de ser elegido también secretario del Aquarium.

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En ese punto simbólico de la bahía arrancó la actividad del Náutico en 1896. «Antes había una piscifactoría y luego una instalación más precaria hasta que se inauguró el actual edificio el 15 de agosto de 1929, obra de sus socios y arquitectos, Joaquín Labayen y José Manuel Aizpurua». Desde su inauguración el edificio se convirtió en un hito de la vanguardia europea, y hasta el propio Le Corbusier acudió a conocerlo apenas un año después de su inauguración. El proyecto inicial tenía un coste de cerca de 100.000 pesetas que finalmente se disparó hasta las 135.000 pesetas. En el año 2000 fue declarado Bien Cultural Calificado, con la categoría de Monumento.

«Hoy somos un club dinámico, con 1.170 socios y decenas de personas de todas las edades, especialmente jóvenes, en nuestras escuelas de piragüismo y vela», explica Pío Aguirre. En el 'puente' de este barco varado se sitúa la discoteca Gu, la 'puerta' para que muchos guipuzcoanos hayan conocido por dentro el edificio.

Referente

El Náutico de Aizpuruay Labayen es, junto al Kursaal, el edificio más estudiado de Donostia

«Un comité del centenario preparará los actos de 2029», agrega el presidente. «Parece una fecha lejana pero hay que trabajar ya y, por supuesto, no descartamos colaborar con nuestros 'vecinos' del Aquarium, con los que mantenemos una relación magnífica».

Porque los compromisos para el Aquarium llegan antes: este diciembre de 2025 se cumplen cien años de la primera piedra del edificio. «Así iniciaremos también las celebraciones del primer siglo del edificio, tan característico en el paisaje donostiarra», explica Esther Irigaray, directora del Aquarium.

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La Sociedad de Oceanografía de Gipuzkoa se fundó el 19 de septiembre de 1908, primero ubicada en la calle Aldámar. El 22 de septiembre de 1925 se puso la primera piedra del Palacio del Mar en su actual emplazamiento. La ubicación se decidió un año antes, durante el año 1924, y la elección también tuvo su pequeña historia: hubo otras propuestas como levantar el Museo Oceanográfico en la isla de Santa Clara, junto al proyectado monumento dedicado a la reina María Cristina. Finalmente se apostó por el punto llamado 'Mirador'. El presupuesto inicial era de 172.192,20 pesetas, aunque el coste final supuso 300.000 pesetas más. El arquitecto de la obra y autor del proyecto fue Juan Carlos Guerra. Antes el arquitecto Ramón Cortázar había trabajado unos planos en una ubicación similar. Desde 1973 la ciudad dedica una calle al arquitecto Juan Carlos Guerra en Bidebieta.

«El edificio se quería sencillo y elegante, de 90 metros de largo por 11 de ancho, capaz de albergar el Acuario, la Escuela de Pesca, las oficinas, Sala de Juntas, Museo y cinco laboratorios», recuerdan las memorias del Aquarium. En 1928 el rey Alfonso XIII inauguró la instalación. «Tan intensamente vivieron los donostiarras la construcción del Palacio del Mar que hasta el señor obispo dijo que sería una obra de cultura tan grande como lo es el propio océano», escribió algún cronista.

Palacio del mar

El Aquarium, proyectado por el arquitecto por Juan Carlos Guerra, se abrió por Alfonso XIII en 1928

Hasta aquí la historia, pero tanto Pío Aguirre en el Náutico como Esther Irigaray en el Aquarium desean que los centenarios no sean solo una mirada al pasado sino un incentivo de futuro.

«En nuestro caso es la oportunidad para rehabilitar partes del edificio, siempre fieles al diseño original, seguir creciendo en la implicación con la ciudad y recordar que la obra de Aizpurua y Labayen es uno de los patrimonios que mejor imagen dan de una Donostia que siempre fue vanguardia», expresa el presidente del Náutico. «Crecer de manera sostenible, tanto en el edificio como en nuestras actividades, ha sido una constante de la Sociedad Oceanográfica en toda su historia, ese es el reto», remata la directora del Aquarium.

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