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Escena de los ensayos de la obra, que recrea una redacción. mikel blasco
El cierre de 'Egunkaria' llega al teatro con una obra que rinde homenaje al periodismo

El cierre de 'Egunkaria' llega al teatro con una obra que rinde homenaje al periodismo

El primer texto dramático de Harkaitz Cano, dirigido por Fernando Bernués, es una coproducción vasca y del CDN

teresa abajo

Jueves, 19 de noviembre 2020, 06:56

La primera obra teatral de Harkaitz Cano lleva a escena el mundo del periodismo que tanto le gusta ver en el cine a partir de un hecho concreto: el cierre de 'Egunkaria' el 20 de febrero de 2003 por orden del juez Juan del Olmo. Siete años después, los cinco directivos acusados de pertenencia a la ETA fueron absueltos en una sentencia demoledora. La Audiencia Nacional dictaminó que la clausura fue inconstitucional y que no había ni una sola prueba de que el periódico tuviera vinculación con la banda terrorista. En 2014 se archivó la pieza económica de la causa.

'Sisiforen paperak/Los papeles de Sísifo', que se estrena hoy en Vitoria y la semana que viene en Bilbao, es un proyecto madurado «a fuego muy lento» por el escritor y Fernando Bernués, que fue quien le hizo el encargo. El director donostiarra cree que «ha pasado el tiempo necesario para una mirada sosegada» sobre unos hechos que todavía no resultan lejanos.

Supo que quería contar esta historia en la gala de los premios de la música de 2003, «el año del no a la guerra», que codirigió junto a Mario Gas. Al recoger su premio a la mejor canción, Fermin Muguruza denunció el cierre de 'Egunkaria' «y no le dejaron hablar, le abuchearon. Entonces pensé: con cuánta facilidad se compra ese relato perverso de que toda la cultura en euskera está amparada o propiciada por ETA», recuerda.

No ha sido un empeño fácil. Durante cuatro años han buscado financiación para una obra con doce intérpretes, todo un lujo y más aún en estos tiempos, «que solo se puede hacer desde el amparo de lo público». Ha salido adelante como una coproducción de los teatros municipales de las capitales vascas -Arriaga, Principal y Victoria Eugenia- y el Centro Dramático Nacional, gracias a la «complicidad y valentía» de su director, Alfredo Sanzol. En abril estarán tres semanas en el María Guerrero con la versión en castellano «y un par de funciones bilingües con sobretítulos».

Para Harkaitz Cano, que firma también la traducción, este estreno como autor dramático «es un lujo y un atrevimiento. No me sentía capaz de hacer una crónica realista del cierre de 'Egunkaria'», el periódico en el que a los 18 años publicó su primer artículo, «2.500 caracteres sobre Cuba». El teatro «pide una síntesis, apartarme un poco de los hechos y construir otra realidad con aspectos reconocibles», explica.

Se documentó leyendo la sentencia y el libro 'Gezurra ari du' de Lorea Agirre y entrevistó a antiguos trabajadores del periódico, también de otros medios. «Me apetecía ensanchar las miras y hacer un pequeño homenaje al periodismo escrito, al papel». Le costó «dar con la fórmula», hasta que encontró dos hilos narrativos. Por una parte muestra la redacción con sus distintos personajes -«los idealistas, los descreídos... todos vocacionales»- vistos a través de los ojos de una redactora nueva. En paralelo a esa trama «con humor y vida», se va montando la operación judicial en la comisaría y los despachos, lo que crea una tensión dramática.

La obra

  • Autor: Harkaitz Cano.

  • Dirección: Fernando Bernués.

  • Reparto: Anjel Alkain, Joseba Apaolaza, Iñigo Azpitarte, Kepa Errasti, Mireia Gabilondo/Aizpea Goenaga, Olaia Gil, Asier Hernández, Asier Hormaza, Iñaki Rikarte, Alexandru Stanciu, Dorleta Urretabizkaia.

  • Música en directo: Ikerne Giménez.

Los profesionales cuyo oficio es «formular las preguntas correctas», capaces de discutir hasta la extenuación sobre cómo debe ser una buena entrevista, «si aquella en la que el entrevistado cuenta lo que quiere o precisamente lo que no quería contar», se ven en la tesitura de responder a un interrogatorio judicial. La escenografía muestra al espectador las dos realidades y también escenas de tortura. «Fue una de las páginas más oscuras de nuestra historia judicial de las últimas décadas», dice el autor. «Ni siquiera es la censura de un contenido sino borrar de un plumazo una estructura, como si te cortaran las cuerdas vocales».

Con guitarra eléctrica

A los ensayos han acudido algunas de las personas que vivieron aquel proceso, como el director, Martxelo Otamendi, y la viuda y la hija de Joan Mari Torrealdai, «y ha habido momentos de catarsis, momentos duros pero que también reconfortan».

Ikerne Giménez firma la escenografía y además pone la música en directo, con una guitarra eléctrica. «Poca gente sabe que acompañó muchos años a Fangoria», apunta Bernués. Junto a ella hay once intérpretes en escena, la mayoría presentes en todo momento «para que el espectador elija dónde mirar». El director afirma que, como las buenas crónicas periodísticas, la obra «tiene pulso y deja espacio para la reflexión». Aborda la pasión por este oficio y la precariedad.

El mito de Sísifo que le da título hace referencia a «esa novela interminable, como 'Guerra y paz' en pequeñito», que caduca cada día. Así es como Harkaitz Cano ve el trabajo de los periódicos, «como ese Sísifo que trata de llevar la rueda a la cumbre y una y otra vez ve cómo se cae y vuelve a empezar. Nuestro destino es no acabar nunca, o no acabar tal y como nosotros esperábamos».

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