Crítica a 'Esta ambición desmedida': Mucho cine tienes, Pucho

'Pucho, Puchito', es decir, C Tangana que puede ser (im) puro rap,trap, reguetón, latin pop o nuevo flamenco y mucho más, tiene en pantalla un pedazo de película de la que habla todo el mundo, (X) tuitea todo el mundo, chatea todo el mundo y mira todo el mundo. Y es una película puesta de cine hasta las cejas. Desde el cartel. Todo el mundo discute si le recuerda a los de Gatti para Almodóvar, a los de Oscar Mariné, al de 'West Side Story' o a la portada de 'Yes', publicación histórica que recorre toda la biografía artística de William Klein, fotógrafo y cineasta.

Ciegos de cine están todos los que se mueven en el interior y los alrededores de su productora, Little Spain, autodefinida como boutique creativa, agente cultural, grupo de amigos con la ambición de hacer las cosas de forma diferente y construir discursos alternativos en torno a los temas de siempre.

Puestísimos de cine los tres directores y los, ¡pasmo! siete montadores, siete. Entre ellos, Maia De Zan hatch, editora de videos musicales de, por ejemplo, Fangoria. Maia piensa, con razón, que el cine es una mentira que nos hace darnos cuenta de la verdad. Y resulta que en 'Esta ambición desmedida' hay mucha verdad entre los cientos de tubos metálicos y las 'fly cases', esas cajas donde se guarda y transporta toda la parafernalia necesaria para levantar el armazón de ese concierto que sueñas o temes sea como no hubo ni habrá otro igual. Y sucede. 'Esta ambición desmedida' se parece poco a otros documentales o ficciones musicales.