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Ángeles González-Sinde lleva a la pantalla 'El comensal'. MIKEL LARREA
Ángeles González-Sinde: «El conflicto civil que fue el terrorismo es un material dramático muy rico»

Ángeles González-Sinde: «El conflicto civil que fue el terrorismo es un material dramático muy rico»

Directora y guionista ·

Hace catorce años que la realizadora rodó su anterior película, ahora vuelve a la dirección con la versión de 'El comensal', la novela autobiográfica de Gabriela Ybarra

TERESA FLAÑO

Domingo, 24 de abril 2022, 07:52

Ángeles González-Sinde participó ayer en la Sección Oficial del Barcelona Film Fest con 'El comensal'. Hace catorce años que no se ponía detrás de la cámara. Fue en 2008 con 'Una palabra tuya'. Desde entonces ha ejercido de ministra de Cultura entre 2009 y 2011 y ha escrito guiones, principalmente para televisión, como el que ha elaborado junto a Boris Izagirre para una serie sobre Miguel Bosé. El impacto que le causó la novela autobiográfica de Gabriela Ybarra –donde la autora trata de comprender su relación con la muerte y la familia a través del análisis de dos sucesos, el secuestro y asesinato de su abuelo Javier Ybarra y Bergé a manos de ETA y el fallecimiento de su madre–, le llevó a plantearse volver a la dirección. La película llegará a las salas comerciales el 27 del mes que viene.

– ¿Nerviosa por volver a dirigir y presentar la película en el festival ?

– Qué voy a decir: bastante. Y no porque hayan pasado catorce años. Aunque fuera todos los años me pondría nerviosa. Esto es así, no te libras.

– ¿Qué le ha llevado a ponerse detrás de la cámara después de tanto tiempo?

– La historia de 'El comensal', desde el primer momento en que la leí en 2015 que es cuando salió el libro, me atrajo mucho. Dirigir siempre ha estado en el panorama al que aspiro profesionalmente. De vez en cuando hay algunas historias de las que cuesta más desprenderte y esta es una de ellas. Cuando tuve la oportunidad de adaptarla y dirigirla no me pude resistir.

– Fue usted la que acudió a Isabel Delclaux, que había comprado los derechos del libro, para que la tuviera en cuenta a la hora de llevarlo a la pantalla.

– Sí. Leí la novela porque el editor era mi pareja, Claudio López-Lamadrid, que desgraciadamente no pudo ver la película porque murió hace tres años. Cuando mostré interés me dijo que los derechos ya estaban comprados. Me enteré quién era, quedé con ella y le dije que si buscaban una persona que escribiera el guion y dirigiera la película, que contaran conmigo porque a mí me encantaría.

– 'El comensal' es, tanto en el libro como en la película, la metáfora de la ausencia. ¿El hecho de sentir usted esa ausencia por la muerte de su pareja y también unos años antes la de su hermano tras un accidente de tráfico, hizo que se identificase más con la historia?

– Es que además perdí muy joven de manera muy súbita a mi padre, a la misma edad que tenía Gabriela cuando murió su madre. En realidad hay un paralelismo. La pérdida y el duelo que ella siente tras la muerte de su madre también tenía que ver con la pérdida de mi padre, que murió con 51 años, o con la de mi hermano pequeño. A veces, cuando algo es muy doloroso o cuando está muy presente en tu vida, los escritores y los cineastas, en lugar de escaparnos, fugarnos o mirar para otro lado, lo que hacemos es mirarlo de cara. En las otras películas que he rodado y en las otras novelas que he escrito, el duelo, la ausencia, la memoria y cómo seguir adelante están presentes porque es muy importante cómo nos reponemos y nos reconstruimos,. Lo mismo pasa en 'El comensal', que es un relato de cómo Gabriela aborda, a partir de la muerte de su madre, la memoria familiar que le sirve para seguir adelante con fuerza.

El cine en la actualidad

«Ahora es muy complicado financiar una película, sobre todo las que se salen del género policiaco o de la comedia»

– El padre dice a la protagonista que escribir el libro no va a servir para nada. ¿Usted cree que la película va a servir para algo?

– Sí. Las películas sirven en el sentido de que la cultura es el mecanismo que tenemos los seres humanos, colectiva a individualmente, para sopesar las cosas, reflexionar sobre lo que nos ha pasado, ponerlo en común y tirar adelante. Esta película, como otras servirá, para quien se sienta conectada con ella. Pero no solo para los que han tenido la experiencia de la ausencia de una persona querida. Hay muchos tipos de pérdidas, puede ser un cambio importante en tu vida que no sabes cómo abordar y te desahogas viendo a otras personas pasando por una situación similar. En el fondo, la película está diciendo que no estamos solos.

– Vivimos un auge de la producción de novelas, series y películas relacionadas con ETA y cómo afrontó la sociedad vasca los años de terrorismo y la situación de las víctimas: 'Maixabel', 'La línea invisible', 'Patria', 'El comensal'...

– Hay tantas perspectivas como gente ha pasado por esa experiencia y estamos hablando de millones de personas en este país afectadas, no solo las que vivieron en el País Vasco. Todos los que tenemos cierta edad hemos crecido con ello, siempre estaba el conflicto y la tensión. Por eso es natural que surjan muchas historias. Humanamente es una situación en la que nos pone a las personas al borde de nuestra capacidad moral, nuestra resistencia social. Fue un desafío muy grande para la convivencia. El conflicto civil que fue el terrorismo es un caladero de historias, es un material dramático muy rico que está por explorar. Es sano y bueno que se trate.

– El padre, a pesar de ser una de las víctimas, también afirma que no tiene memoria, que no quiere recordar. ¿Es el reflejo de la actitud que vivimos en Euskadi durante mucho tiempo?

– Sí. Las personas eligen hacer frente al conflicto o mirar hacia otro lado para sobrevivir. Son maneras diferentes de afrontar los traumas. Cuando hacemos que no vemos, que no va con nosotros o que está superado condicionamos nuestra conducta. En el caso de 'El comensal', el padre toma esta postura y eso impide que la hija haga el duelo. Intuitivamente busca el apoyo de su progenitor, que no puede dárselo. Es comprensible que haya personas que no quieren recordar, pero las siguientes generaciones tienen que mirar atrás para avanzar sin el peso de la mochila.

– En la novela Gabriela Ybarra cuenta su propia historia, pero lo hace con distancia. En la película también se percibe esa mirada que evita juzgar.

– En la película hay escenas que no aparecen en el libro. Por ejemplo, desarrollamos mucho más la relación con el padre. Pero aunque había cambios, tanto para Gabriela como para mí era importante preservar la posición moral que ella tiene. No es equidistancia sino que intenta que su mirada abarque toda las realidades. En la película apenas se ven a los etarras porque está contado desde el punto de vista de la familia, es su vivencia subjetiva. No se entra en consideraciones política y en quién tenía razón en el año 77 o en la década de los 90.

Memoria

«Es comprensible que haya quien no quiera recordar, pero las siguientes generaciones deben hacerlo para avanzar»

– La autora de 'El comensal', Gabriela Ybarra, también ha participado en el guion de la película. ¿Ha sido complicado?

– Para nada. Fue un placer. Entendía que hay cosas que había que mostrar más. A veces, una frase en una novela necesita todo un contexto en una escena, tiene que construirse su situación para que se entienda. La literatura es más libre de contar mucho con poco y el cine está más comprometido. He trabajado muy bien con ella en la escritura del guion. Luego vino en un par de ocasiones al rodaje y cuando vio la película se emocionó mucho. Me comentó que le sorprendió poder ver la película sin preocuparse por el resultado. Yo he tenido claro que, a pesar de los cambios, Gabriela tenía que ver que su novela estaba ahí.

– La muerte está presente a lo largo de toda la película. ¿Es un tema tabú en el cine actual?

– Se ha convertido en tabú de un tiempo a esta parte porque en el cine clásico hay muchos y magníficos dramas y melodramas que hablaban de la muerte. Ahora, aunque hay grandes películas sobre el duelo y la pérdida, es más infrecuente. Pero más que sobre la ausencia, yo creo que lo importante es tratar sobre cómo se reconstruye una persona o una familia. Ese es el mensaje de la película: reconstruir una conciencia, una familia y una memoria, sin que se convierta en una obsesión que te impida vivir.

Diferencias

«A veces una frase de un libro necesita un contexto más amplio en el cine para que se entienda»

– Han pasado catorce años desde que rodó su anterior película. ¿Ha cambiado mucho lel cine?

– No he rodado como directora, pero sí he estado implicada en proyectos cinematográficos como guionista. Ahora todos trabajamos mucho más en televisión que en cine. Se ruedan menos jornadas que antes y es mucho más difícil hacer cine que televisión. Es muy complicado financiar una película, sobre todo las que se salen del cine policíaco o de la comedia. Nosotros hemos tardado siete años en llegar hasta Barcelona. Hay que ser perseverante, pero el mercado está muy difícil. Respecto a los equipos y la dinámica de trabajo no hay grandes diferencias.

– Últimamente en el cine español han aparecido nombres de directoras que están haciendo esas películas diferentes de las que habla. Ahí esta Carla Simón que ha ganado el Oso de Oro de Berlín con 'Alcarràs' o Elena López Riera que va a participar en la Quincena de Realizadores de Cannes con 'El agua'.

– Es el resultado de una serie de medidas que se han tomado y que han tenido resultado, los incentivos a películas dirigidas por mujeres. Hay situaciones en las que si no reciben un empujón no se les da la vuelta. En los últimos años casi todos hemos tomado conciencia de lo que es la paridad y la igualdad.

Una historia entre la memoria colectiva y la individual

Como prácticamente todas las producciones audiovisuales que ahora se estrenan, 'El comensal' también se vio afectada por el covid. Rodada entre Bizkaia y Navarra, el equipo tuvo que hacer frente al confinamiento perimetral de hace un año. Además, la imposibilidad de viajar a Estados Unidos obligó a realizar cambios respecto a la historia original de Gabriela Ybarra. Así, mientras en el libro la protagonista se encuentra haciendo un máster en Nueva York cuando recibe la noticia de que a su madre se la ha diagnosticado un cáncer, en la película imparte clases en Pamplona.

En otros casos las modificaciones han sido para para dar más fuerza a la historia, hacerla más cinematográfica. «Quería que la relación entre padre e hija estuviera más presente para que el espectador fuera consciente de la necesidad que tiene la protagonista de ahondar en el pasado», explica Ángeles González-Sinde.

Los nombres de los personajes también son distintos. «La historia que cuenta Gabriela es una especie de memoria colectiva porque hay sucesos que afectan a la sociedad, pero también es una memoria individual, que le pertenece a ella y a su familia y creo que había que preservar su intimidad».

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