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Un espectáculo río para una novela río es como define Ramón Barea este montaje teatral que hoy se ofrece a las siete y media ... de la tarde en el Victoria Eugenia. Está basado en la trilogía de Baroja que reúne las novelas 'La busca', 'Mala hierba' y 'Aurora roja'. Mas de cien personajes sobre el escenario interpretados por diez actores a lo largo de casi tres horas de representación.
– ¿Cómo fue el impulso de entrar en un proyecto tan complejo?
– Estaba por delante el deseo de atacar algún texto de Pío Baroja. Estuvimos dando saltos, pensamos en hacer 'Paradox' y también en otros títulos que tanto el creador de la versión escénica, José Ramón Fernández, como yo teníamos en nuestro bagaje de lecturas. Y al final decidimos coger el reto de meternos con esta trilogía. Como las novelas de Baroja, como sucedía en su tiempo, son muy dialogadas vimos que se podían convertir en teatro porque parte del trabajo teatral está ya hecho en la propia novela.
– ¿Con qué se encuentran cuando empiezan a trabajar en ellas?
– Las tres novelas son un aluvión de personajes, de historias y de tramas. Se podrían hacer varias versiones o diferentes versiones con el material que proponen. Elegimos una línea que fui pactando con José Ramón. Nos interesó por lo que tenía de reto y porque sus múltiples personajes permitían crear una historia de aventuras urbanas de principios del siglo XX que, al mismo tiempo, posee muchos elementos que pueden ser útiles para una lectura actual.
– Habla de la obra como de un viaje iniciático.
– Sí. Es el viaje de un joven que viene de un pueblo de Soria y acaba en Madrid porque va a la sombra de su madre, que trabaja de sirvienta. La obra sigue a este chico que trata primero de sobrevivir y luego de ir adquiriendo una serie de valores morales que desconoce. Solo tiene la consigna materna de ser una buena persona y en ese deseo recorre un camino a los infiernos, pasa por toda una serie de capas, de lugares y situaciones que no esperaba encontrar.
– Lo presenta como el antihéroe.
– Y también como un perdedor. Es un personaje brechtiano porque no estamos ante el héroe que nos enamora, sino que es un héroe al que no acabamos de entender su comportamiento. Y resuelve los conflictos de una manera muy inesperada para el espectador porque no aporta un mensaje feliz. Baroja tenía un mensaje, que era también su forma de estar en la vida, que dice que si somos incapaces de cambiar nosotros cómo vamos a cambiar el mundo.
– Más de cien personajes para diez intérpretes. ¿Hay que preparar de forma especial a los actores para este tipo de trabajos?
– Esa capacidad es un poco nuestro oficio. No suele ser la habitual, pero quería llevar al escenario esa profusión de personajes, de hallazgos y sucesos, que es algo que me cautiva de Baroja. He querido trasladar una novela río a un espectáculo río. Donde también se vea el juego, ¡mira, son estos actores que están haciendo esa cantidad de personajes! Mostrar la carpintería teatral. Por eso también hemos incluido el personaje narrador del propio Baroja.
– Que es el que usted interpreta.
– Juega a estar dentro de la escena o a veces al margen, por ahí flotando. Es un personaje que juega al teatro. Soy el único que no se multiplica en escena, al que odian los actores porque no tengo que estar cambiándome de ropa durante toda la representación. Hice el doblete de dirigir y actuar con un equipo numeroso con 'El viaje a ninguna parte' y juré que jamás iba a volver a algo parecido. Pero aquí he picado de nuevo, aunque con un personaje cómodo, que me permite estar dentro y fuera sin problema.
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