Crítica a Trolls 3: 'Brilli-brilli, lío y música'

Primero la moraleja y luego el gustazo de envidiar y enredarse con los imposibles peinados que lucen los personajes. De hecho, en relación a esto último, espero la concesión del Globo, la Concha, el León, el Leopardo de Oro amén del Oscar de la Academia Internacional de estilistas del cabello a Yiqun Chen, responsable, dentro del departamento de animación de Dreamworks, de todos los peinados, despeinados, moldeados y tinturas capilares que lucen los protagonistas. Yiqun por trabajar ha trabajado en 'El gato con botas' y en 'Cómo entrenar a tu dragón'

Primero la moraleja. Perdón. Se me olvidaba. Estaba pensando en el macanudo trabajo de los montadores. Y del imbatible supervisor de los efectos visuales... Sí, la moraleja. Viene a decir algo así como 'No te preocupres, tienes derecho a equivocarte'.

Buen dogma. Mucho más si entendemos que en estos 91 minutos pasa de todo. De todo y más, envuelto un diseño de producción (otro premio de alguna Academia para Rubén Pérez) despanpanante que refulge entre las 14 canciones que componen la banda sonora. Canta en ella el señor productor de la misma, Justin Timberlake. Acompañado por Anna Kendrick, la Jessica Stanley de 'Crepúsculo'.

Hay un bebé macarra manejando un hummer adaptado a su edad y estatura que mola cantidad. No, carnet si tiene. El habitual para bebés vestidos con mono gris perlado brillantón. Se me ha olvidado la moraleja de esta maravilleta casi punkarra.