Cine

Crítica de 'Isla perdida' (Haunted Heart): Clasicismo impersonal

Nada nuevo hay en este largo largometraje en el que acaso también contribuya a su aire impersonal el equipo internacional. Coproducción hispano-colombiana rodada en idioma inglés en localizaciones griegas, sus secundarios son griegos y sus protagonistas proceden de Nueva York, Reus y Medellín. Igual da, que se encuentran en un espacio aparte, una isla y el pueblo al otro lado del mar, y una datación intemporal.

Como en el viejo cine, pero sin su garra, Trueba no tiene prisa en contar una historia que podría resumirse en dos frases. Se regodea en el ambiente del restaurante en la isla. Remolonea mientras la protagonista, joven camarera española, tira los tejos varias veces a su jefe, un cocinero estadounidense con un pasado y demasiado silencio. Estira el misterio, la desconfianza, los celos (es bonito que esta vez sea ella quien siga a él por las callejas del pueblo). Va pasando morosamente de las luces a las sombras (aunque, conforme se oscurece, el conjunto se muestre más pesado y artificioso).

El público bosteza ante esta historia indistinguible de otras de antaño, que sostiene Aida Folch (recuerden que Trueba la descubrió hace doce años en 'El artista y la modelo') ante un Matt Dillon que vuelve a poner su cara y voz de atormentado.