Crítica de 'Un mal día lo tiene cualquiera': ¡Jo, qué nochecita!

Pues bien, efectivamente la Polvorosa vuelve a echarse la película a la espalda y consigue salvar los muebles. Lástima que, aún así, 'Un mal día lo tiene cualquiera' no acabe de funcionar.

Estamos ante una propuesta española muy en la línea de 'After Hours (¡Jo, qué noche!)', aquella comedia negra ochentera que ha quedado como atípica dentro de la carrera de Martin Scorsese. Si en ella Griffin Dune perdía el último metro en Nueva York y se le iba enredando la noche de personaje en personaje, aquí Sonia (Ana Polvorosa) baja un momento de casa a echar la basura la víspera de leer su tesis doctoral, le lía una antigua compañera en crisis, pierde a la compañera y sus llaves, y la larga noche madrileña se convierte en una caótica trampa.

Claro que en 'Un mal día lo tiene cualquiera' la protagonista no se encuentra con Rosanna Arquette, Teri Garr o Linda Fiorentino, sino con un plantel más irregular (destaca la zaldibiarra Aitziber Garmendia, de voluntaria católica). Claro que los personajes y ambientes están peor perfilados, la realización es más funcional, y el retrato de una sociedad enrarecida, insolidaria y crispada se hace redundante. Un final mal montado no acaba de enderezar una propuesta valiente pero más irritante que interesante.