Cuentos chinos, princesa china

Superadas esas náuseas, de las que no tiene la culpa Guiillaume Canet, actor, director, productor y que además fue esposo de Diane Kruger, a la que siempre amamos pero más en 'Malditos bastardos', he de reconocer que en otros momentos esta película en la que Astérix está enamorado, Obélix está enamorado, el mercader fenicio está enamorado y César (interpretado deliciosamente por Vincent Cassel) no deja de beber los vientos porCleopatra, que no es otra que ¡Marion Cotillard! me parece un morrocotudo posible complemento para una sesión doble de cine de barrio en la que 'La vida de Brian' fuera la proyección principal. Si no me creen, fíjense en personajes secundarios del calibre y fuste de los dos soldados romanos que aparecen del visor de la cámara cada dos por tres y reaparecen cada tres por cuatro.

Sí, la adptación a las vivencias de Hispania de este cuento galo-chino es cutrecom pero si no pierden ustedes el 'oremus' acabarán disfrutando de esta historieta en la que los hombres (incluidos los alimentados con poción mágica y jabalí) se lo pasan francamente mal y las mujeres (desde Cleo a la esposa de Abraracurcix pasando por la emperatriz, la princesa y la guerrera máxima de la China) juegan con ellos tan ricamente en una comedia más francesa que el foie, cargada de ricas metáforas que rezuma sabrosa mala baba respecto al aquí y ahora del mundo.