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Oskar Belategui
Miércoles, 20 de noviembre 2024, 01:00
¿ETA ha dejado de ser veneno para la taquilla? El mantra que alejaba a los productores de historias sobre el pasado reciente del País Vasco ha saltado por los aires gracias a 'La infiltrada', cuyo éxito ha desbaratado todas las previsiones. Estrenada el pasado ... 11 de octubre con 380 copias de la mano de una distribuidora independiente, Beta Fiction Spain, la quinta película de Arantxa Echevarría lleva más de cinco semanas entre las más vistas y ha alcanzado los 7 millones de euros de recaudación. Si supera como es probable que lo haga los 8,2 millones de la comedia 'Ahora o nunca', de María Ripoll, la bilbaína se convertirá en la directora española más taquillera de todos los tiempos.
'La infiltrada', que no llegará a Movistar hasta febrero, ha conquistado a todo tipo de públicos. Su gran baza es una historia real poco conocida: la odisea de Aranzazu Berradre, nombre ficticio de la única policía nacional que en los 90 logró infiltrarse en ETA durante ocho años, jugándose la vida a diario para obtener información que condujo a la desarticulación del comando Donosti. Una cría de 20 años de Logroño reclutada para una misión suicida, que trabajó de camarera en la Herriko Taberna de la Parte Vieja de San Sebastián y que acabó acogiendo en su piso de la calle Urbieta a dos sanguinarios etarras, Sergio Polo y Kepa Etxebarria.
No es habitual que un thriller cueste 6 millones de euros ni que se lo confíen a una directora. Arantxa Echevarría escribió el guion junto a Amélia Mora. Como productoras encontramos también a dos mujeres: María Luisa Gutiérrez y Mercedes Gamero. Una montadora, Victoria Lammers, y una diseñadora de vestuario, Teresa Mora. Y al frente del reparto, una actriz, Carolina Yuste, a la que la directora descubrió y brindó el Goya con su debut, 'Carmen y Lola'.
«En 2016 ya contaba esta historia y llamaba la atención», recuerda María Luisa Gutiérrez, asociada a Santiago Segura en la productora Bowfinger. «Queríamos una película comercial basada en hechos reales. No nos costó ningún trabajo que entraran Antena 3, Movistar y ETB. Sabíamos que la película iba a funcionar».
La productora reconoce que la fecha de estreno se eligió por su cercanía al Festival de San Sebastián, pero el certamen no seleccionó el filme rodado en la ciudad, y que cuenta una historia que sucedió en ella.
Una gigantesca lona promocional que ocupaba toda una fachada junto al Teatro Victoria Eugenia, con el rostro de Carolina Yuste en una diana, promocionó la cinta durante los diez días que duró el pasado Zinemaldia. «Sabíamos que iba a pasar toda la industria por allí», apunta Gutiérrez. «Era una imagen provocadora que generó mucho runrún. A lo mejor no estar en el festival alimentó las especulaciones e incluso forma parte de lo bien que está funcionando», aventura.
El boca-oreja, añade, resulta fundamental. «Se ha convertido en un fenómeno, solo nos llegan comentarios positivos. Teníamos miedo de que no funcionara en el País Vasco y ha ido fenomenal. A la Policía le encanta, a las víctimas del terrorismo... Por eso la película no decae». Si el público maduro conoce el contexto histórico, el joven se queda con la parte de thriller y sale del cine con la curiosidad de indagar en la historia de Euskadi. «El código de la película es un thriller y por eso funciona. No me atrevería a decir que lo hace porque habla de ETA. Tiene todos los elementos para ser comercial y a la vez dejar el poso de que hay cosas que no hay que olvidar», admite su productora.
'La infiltrada' contiene una escena brutal que Arantxa Echevarría quiso incluir para demostrar el peligro al que se enfrentaba la protagonista, para dejar claro quiénes eran los verdugos y quiénes las víctimas. El asesinato de Gregorio Ordoñez en 1995 se rodó en el mismo bar y la misma mesa donde ocurrió, La Cepa, en la Parte Vieja. «¿No es ese Txapote?», se escucha antes de que veamos la cabeza destrozada del político del Partido Popular y la sangre que salpica a los comensales. «Retrata la crudeza de lo que ocurría», confirma Gutiérrez. «Una película que honra el esfuerzo silencioso de quienes, con su entrega y valentía, ayudaron a desmantelar el terrorismo de ETA», han agradecido las víctimas de Covite.
Por su parte, Mercedes Gamero tuvo la sensación desde el inicio de que la película gustaba. «Mi socio, Pablo Nogueroles, me dijo que íbamos a celebrar una comida cuando hiciera 8 millones. Y mira». La productora destaca la importancia «del momento histórico y la coyuntura social» en el que se ha estrenado una cinta «basada en testimonios reales». «La película se la enseñamos a la familia de Gregorio Ordóñez y a los policías que lucharon contra ETA. Su aprobación nos dio tranquilidad».
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