Fermin Muguruza, en el estudio de grabación, durante una de las sesiones de registro de las voces de la película. ZALOA FUERTES
Fermin Muguruza | Músico y cineasta

«Esta película me ha ayudado a superar la depresión tras la muerte de mi hermano»

El creador irundarra da los últimos toques a 'Black is Beltza II: Ainhoa', en la que se ha volcado estos últimos cuatro años y que se estrenará el 30 de septiembre

Alberto Moyano

San Sebastián

Viernes, 21 de enero 2022, 07:50

Cuatro años después de 'Black is Beltza', el músico y ahora también cineasta Fermin Muguruza (Irun, 1963) trabaja en la segunda y última entrega de la serie, 'Black is Beltza II: Ainhoa', protagonizada por la hija vasco-cubana de Manex. Y si aquélla situaba la ... trama en la segunda mitad de los '60, ésta transcurrirá en 1988 y en escenario de todo el mundo, incluida Euskadi. Muguruza reconoce que el fallecimiento de su hermano Iñigo en septiembre de 2019 le sumió en una crisis de estrés postraumático que a lo largo de 2019 desembocó en una depresión. «La muerte de Iñigo me provocó un desapego e incluso un desprecio por la vida, cuando siempre he sido un vitalista. Hacer esta película me ayudó a superar esa depresión». La cinta llegará a los cines el próximo 30 de septiembre.

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– 'Black is Beltza' contaba una historia cerrada. ¿Por qué sintió la necesidad de hacer una segunda parte?

– Cuando estaba presentando el cómic, cuatro años antes del estreno de la película, tenía en mente contar la historia de la niña, Ainhoa. Luego lo descarté porque la animación es agotadora y lo dejé ahí. Después pensé en contar la historia de la niña llegando a 1988, un año crucial. Tras trabajar cuatro años en la animación, no es que te conviertas en un experto, pero te engancha porque es una herramienta para contar historias. El mundo del cómic siempre nos había apasionado a mi hermano Iñigo y a mí, y más cuando vimos que había animación para adultos.

– ¿Qué aprendió durante el proceso de realización de la primera?

– Siempre he estado muy bien asesorado. Me quedaría con la frase de Juanba Berasategi con la que terminaba 'Black is Beltza': «La animación es un ejercicio de resistencia». Su fallecimiento me impactó mucho porque fue alguien que me apoyó y me dio muchos consejos. Aprendí que es un mundo en el que hay que tener mucha impaciencia, que no tiene nada que ver con el de la música. Vengo de la escuela de John Lennon, que quería hacer canciones como periódicos. Si hay un tema sobre el que quiero hablar, al día siguiente escribo la canción y luego la grabo, como pasó con 'Sarri Sarri'. El cine de animación no tiene nada que ver con esto: tres años para sacar el cómic, cuatro para sacar la película. Casi ocho años en total. Ahora vamos a lanzar 'Black is Beltza II', que son cuatro años de tu vida plenamente dedicado al proyecto. Es un trabajo en el que no ves los resultados hasta después de mucho tiempo. ¿Haría una nueva película teniendo en cuenta mi edad y hasta dónde voy a llegar? La medición del tiempo cambia completamente.

– ¿Y qué fue lo que finalmente le empujó a hacerlo?

– Ahí está la muerte de mi hermano (Iñigo, fallecido el 5 de septiembre de 2019). De repente, yo tenía una misión, que era contar qué ocurría en 1988, darle vida a Iñigo a través de la animación y dedicarle la película. Lo que más me ha ayudado en todo el sufrimiento que he tenido que ir superando ha sido poder ir haciendo esta película en paralelo. Le llamé a Gorka Otxoa para decirle que toda la cuadrilla habíamos decidido que fuera él el que le pusiera la voz al personaje de Iñigo.

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– ¿Le ha servido el trabajo de catarsis para superar el dolor?

– Sí porque el 2019 es un año durísimo. Tres semanas antes de la muerte de Iñigo, eran las fiestas aquí en Mosku y estábamos con la historia de Mikel 'Anestesia', al que le habían encontrado un cáncer, con un pronóstico de tres meses de vida. Entonces, nos juntamos el resto de Negu Gorriak e Iñigo era el que más nos animaba a mandarle fotos a Mikel. Yo tenía previsto hacer una gira en 2020 para reivindicarme como un trabajador de la música con una trayectoria y decir: «Éste es mi repertorio, desde que empecé hasta ahora». Lo que no iba a hacer era juntar a Kortatu, tal y como nos propuso una promotora a comienzos de 2019.

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– Y se produce el fallecimiento de Iñigo...

– Llega la devastación total. El 17 de diciembre –día de su cumpleaños– le hacemos un homenaje en Bilbao y nos juntamos los cuatro, per somos despojos porque estamos destrozados. Tocamos seis canciones. Ese momento lo veo como una celebración de la vida porque la gente enloqueció. Fue una maravilla, pero los días 5 de cada mes me da como un golpe terrible. Y el 5 de marzo, que parecía que arrancaba de otra manera, llegó el encierro, un desastre en el que a mí me diagnosticaron estrés postraumático. Sientes un desapego con la realidad que dentro de la propia casa me mareaba y me caía. Cada uno ha vivido su propio infierno en esta pandemia y el mío ha sido una travesía en el desierto, pero de repente, la creación te motiva. El proceso creativo de esta película ha sido lo que me ha ido curando. El trabajo impedía que me derrumbara.

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– Sufrió una especie de depresión, vaya...

– Sí, la muerte de Iñigo me provoca un desapego e incluso un desprecio por la vida, cuando siempre he sido un vitalista, un defensor del 'viva la vida'. Hacer esta película me ayudó a superar esa depresión. Fue importantísimo.

– Pues aparentemente es el antidepresivo por excelencia.

– Sí, (la escritora) Eider Rodriguez siempre me lo dice. El trabajo en esta película fue la que me sacó de ahí.

Película

«Cada uno ha vivido su propio infierno en este tiempo y el mío ha sido una travesía en el desierto»

– Volviendo a 'Black is Beltza II'. ¿La estética de la animación será la misma que en su predecesora?

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– La misma. Ahora estoy trabajando con Lotura, que son los herederos de Juanba Berasategi. Su hija Miren es directora de producción y mi compañera Jone, productora ejecutiva.

– En 'Black is Beltza' las voces corrían a cargo de un importante elenco de actores. ¿Con quiénes cuenta en esta ocasión?

– A las protagonistas les han dado vida Maria Cruickshank e Itziar Ituño. Hemos contado también con voces del calibre de Antonio de la Torre, Ariadna Gil, Darko Peric y todo el elenco vasco; Ramon Agirre, Eneko Sagardoy, Miren Gaztañaga, Maite Iturbe, Gorka Otxoa, Manex Fuchs...

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– 'Black is Beltza' se situaba a finales de los '60, cuando las cosas parecían muy claras: los derechos civiles, el racismo, el franquismo... En cambio, 1988 son las vísperas de la caída del Muro de Berlín, del nuevo desorden mundial y de lo que se llamó 'el fin de las ideologías'.

– Estamos atravesados por el contexto. Vuelve a haber una guerra, focalizada una vez más en Latinoamérica y cuando surge el llamado Nuevo Socialismo del siglo XXI se pone en marcha un nuevo Plan Cóndor. En 1988 parecía que muchos conflictos se estaban acabando, pero restaban quince años de guerra civil en el Líbano, la retirada de Afganistán y la CIA como multinacional de la droga, apoyando con cocaína a la 'Contra' nicaragüense y los fundamentalistas afganos con el tráfico de heroína.

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– ¿Quién perdió 'la guerra fría'?

– La clase trabajadora, pero a nivel mundial: los de Europa Occidental, pero también los del Este.

Película

«'Maixabel' y mi película son dos relatos distintos, pero también complementarios»

– Ha incorporado a Isa Campo al equipo de guionistas que formaban usted y Harkaitz Cano.

– Nuestra idea era introducir a una mujer, ya que la película está protagonizada por Ainhoa. Teníamos además a Kattalin Miner en el análisis del guion. Cuando me encontré con Isa en Marsella y se lo propuse, aceptó entusiasmada. Fue acabar el guion de 'Maixabel' y sumarse a éste. Son dos relatos distintos, pero también complementarios y creo que eso ha sido también lo que le ha gustado. Para nosotros ha sido muy importante porque ella cuenta las historias a través de los sentimientos, lo cual le ha dado otra plasticidad y otra textura a la película.

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– ¿En qué sentido cree que 'Black is Beltza II' complementa el relato de 'Maixabel'?

– En el sentido de que aquí no va a existir un relato único, eso es imposible. Tiene que ser un abanico de muchos relatos, que debemos ser capaces de respetar. El que cuenta 'Maixabel' es muy interesante y el trabajo que ha hecho Isa es muy potente, pero aquí hay otro relato también, el que hemos vivido nosotros. Contarlo desde la otra perspectiva a ella también le motivó mucho.

– ¿Habrá esta vez cómic, exposición y el resto de creaciones multimedia que acompañaron a la primera película?

– Ya estamos trabajando en el cómic, que lo hará Susana Martín, una catalano-vasca que vive en Larrabetzu hace años. Una mujer interesantísima cuyo trabajo enganchaba completamente con 'Black is Beltza II'. Saldrá en euskera, castellano, catalán y francés a la vez que la película, el 30 de septiembre. En cuanto a la exposición, hay interés en Angouleme en llevar la de San Telmo complementada con elementos de esta segunda película. Hablamos de 2023. Finalmente, la banda sonora saldrá en un doble vinilo y es muy potente: la música la ha hecho Mursego, pero incluirá canciones, de Kortatu, RIP, Cicatriz, Barricada y también una de los Pogues, que me hacía especial ilusión porque era uno de los grupos favoritos de Iñigo.

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– ¿Qué tal ha ido la financiación?

– Hemos conseguido ayudas europeas, de ETB, el Gobierno Vasco y una coproducción con Argentina. Lo que no hemos conseguido en Madrid lo hemos conseguido en Argentina, lo cual te da la medida de lo que pasa cuando quieres contar otro tipo de relatos. Somos los únicos que no tienen ayudas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) y de RTVE. Y 'Black is Beltza' es la única película del estado español que Netflix ha tenido en su catálogo.

Música

«Siento alejamiento de los escenarios. Veo mis conciertos y no me siento ahora con esa fuerza»

– ¿Qué tal la experiencia?

– Increíble. Hemos firmado un contrato de distribución por diez años. El cine de animación para adultos está cogiendo, también en Netflix, cada vez más importancia. Salimos fuertes porque en Latinoamérica, Canadá y en países árabes querían ver la película. Ellos no dan ningún dato, pero tienen 200 millones de suscriptores.

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– Una empresa emblema del turbocapitalismo...

– Nosotros queremos que esta historia llegue y la distribución es clave, lo mismo que lo es a nivel musical.

– ¿Se plantea un 'Black is Beltza III?

– No. De hecho, para mí esta fase se ha acabado.

– La faceta musical la tiene un poco parada...

–¿Sabe lo que ocurre? La última vez que me subí al escenario fue el 17 de diciembre de 2019 con motivo del homenaje a Iñigo y dos años después siento un vértigo y un alejamiento de los escenarios. Veo mis conciertos y no es que no me reconozca, pero no me siento ahora con esa fuerza. No se lo que pasará, pero este año no voy volver a la música, desde luego.

– Pero seguirá creando en algún formato, ¿no?

– Sí, seguro. Voy a estar metido en películas porque me encanta contar cosas, pero no como hasta ahora. Lo de presentar dossiers y todo eso, no. En algunos momentos me ha resultado hasta humillante. Esa fase se ha acabado.

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