Hola George, adiós, Jorge

'Obra menor' la llaman, sí. Incluso él declaró más de una vez que si pudiera rehacer alguna de sus películas, «deconstruiría y reconstruiría» 'Calabuch' de arriba a abajo, Gracias sean dadas a los espíritus que rondan el palacio de Schönbrun o a los demonios que acechan en Mayerling porque tal ocasión no le fuera concedida al maestro de 'Los jueves milagro' o 'Novio a la vista', dos títulos que fueron rechazados con elegancia pero firmeza por los votantes kresalianos.

Porque aunque no sea la más grande es deliciosa con su irónica ingenuidad y su brava y digna ternura. Con ese torero que lleva su toro a todas las plazas (de arena de mar y salitre). Con sus alusiones a Juanita Reina y Gary Cooper. Con ese Edmund Gwenn que se puso por primera vez ante las cámaras en 1916 y por última ante la de Francisco Sempere, director de fotografía de 'Calabuch' en ese agrisado, rústico y ya irrecuperable fascinante blanco y negro del siglo XX.

No de-re-construyó Berlanga 'Calabuch' Mejor. Acaso Teresa ya no olería entonces a Chanel nº 5 en la cárcel y acaso si no hubiese sido aquí protagonista, la Cortese no habría trabajado con Zeffirelli, Fellini y Truffaut pero también en obras de terror guarro. 'Calabuch', no reconstruida. Premiada (sí) por la Oficina Católica Internacional de Cine en Venecia. Obra menor. Ya. Cuatro estrellas.