Un cadáver en el bosque

Con 'Misericordia', Alain Guiraudie vuelve a los bosques occitanos de 'El desconocido del lago' y continúa con su particular universo de personajes muy cercanos y naturales pero que se mueven, más que con ambigüedad propiamente dicha, con una moral y unas motivaciones extrañas y distintas, o tal vez no, a las habituales. Es la ley del deseo, camuflada bajo la capa de dobleces, secretos y frustraciones que caracterizan a los seres humanos.

Jérémie (Félix Kysyl) regresa a su pueblo natal para ir al funeral de quien fuera su jefe y se queda unos días en casa de su viuda (una histórica del cine galo, Catherine Frot). El hijo de esta piensa que Jérémie está enamorado de su madre, pero acaso lo estuvo de su fallecido padre y de un amigo rudo de ambos. En 'Misericordia' hay tensión sexual, sobre todo homosexual, peleas de broma que pueden acabar en serio, bosques otoñales en los que demás de setas y árboles de hoja caduca aparecen un peculiar cura, unos policías que no se enteran de nada o ¡un cadáver enterrado!

Juega la película con el humor negro y con el suspense, pero un suspense irónico a lo Hitchcock o a lo Chabrol. Pero en esta imprevisible propuesta con participación catalana (entre sus productores está Albert Serra y su música es del compositor de 'Tardes de soledad', Marc Verdaguer) lo que pesa es una seria mirada a la complejidad humana vestida de ligero e intrigante enredo.