Eduard Veniamínovich Savenko, bajo el seudónimo de Eduard Limónov («Limonóv no, Limónov»), es de esas figuras imposibles de etiquetar. Poeta vanguardista en la URSS, vagabundo ... y mayordomo en la Nueva York de los años 70, intelectual provocador en el París de los 80, fundador de un movimiento ultranacionalista en la Rusia de la Perestroika... Y todo esto siendo un agresivo, autodestructivo, engreído, rebelde y desconcertante poeta. Demasiado.

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  • Director Kirill Serebrennikov.

No extraña que Emmanuel Carrère se sintiera atrapado por tal personaje y dedicara a su biografía un libro en el que tenía que advertir que «Limónov no es un personaje de ficción». La presente película se basa en parte de aquel volumen, sorprendentemente saltándose la parte en que el protagonista fue francotirador en la guerra de Serbia (no obstante, Carrère apoya la adaptación, apareciendo en una escena hablando con Limónov).

En principio, suena bien que un personaje poliédrico y extremo sea abordado por el ruso (exiliado) Kirill Serebrennikov, el realizador visceral, energético y ambicioso de 'Leto'. Pero algo no acaba de funcionar del todo bien en 'Limónov'. Por un lado está la fuerza de sus imágenes, la obsesión de Serebrennikov por jugar con texturas, formatos y colores, sus golpes de impacto, la fisicidad de sus escenas, envueltas en músicas como el 'Walk on the Wild Side' de Lou Reed.

Pero por otro está la aproximación a un personaje antipático e inaprensible sobre el que la película parece renunciar a aportar ninguna luz. Su intérprete, el británico Ben Whishaw (junto a un director ruso, un guionista polaco, un escritor francés y productores italianos, franceses y hasta españoles), parece ir disfrazado en esta propuesta más punk en su forma que en su ambiguo y acaso irritante fondo.

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