Crítica de 'Lo que sucede después': Cuando Harry dejó a Sally

Quede por adelantado que nos alegramos de que quiera regresar a lo grande a sus 62 años. Como realizadora, coguionista, productora y omnipresente protagonista de 'Lo que sucede después'. Y que nos haga un gran guiño recuperando su personaje arquetípico de antes pero después de que hubiese vivido cuatro décadas más.

Tampoco tenemos nada que objetar a que la película se inicie en un tono ñoño y postizo, con dos copos de nieve volando y como bailando y besándose en el aire. Lo malo es lo que sucede después de los copos. Aunque esté plagada de referencias a las comedias románticas que amamos, el problema es que no estamos ante una comedia romántica. Ni es una comedia, cero diversión, ni es romántica, que carece de la menor chispa amorosa. En realidad, estaríamos más bien ante una cinta del estilo de las de 'Antes del amanecer' pero de marca blanca, con dos personajes que se encuentran y durante una noche hablan y hablan...

Son los típicos y tópicos hombre y mujer muy distintos que vivieron un romance intenso en su juventud antes de separarse, hacer sus vidas y que, atascados durante una tormenta en un aeropuerto, recuerdan, se cuestionan y sinceran. Aunque haya muchas referencias a poner las cartas sobre la mesa, el guion se guarda demasiados ases en la manga, nada se hace auténtico y los personajes resultan insoportables. Más que a un 'Breve encuentro' asistimos a un largo desencuentro que logra que Meg y al agente Mulder nos provoquen jet lag.