Crítica de 'La habitación de al lado': Nieva melancolía

No les mentimos si les decimos que lo más emocionante de 'La habitación de al lado', lo que inexplicablemente te lleva al borde de la lágrima, son los momentos en que se ve nevar. Esa nieve lenta, brillante y extrañamente conmovedora sobre los rascacielos de la ciudad o los árboles de la naturaleza. Dos veteranas amigas suspirando mientras ven nevar.

Claro que no son dos mujeres cualesquiera. En su primera película norteamericana y en inglés, Almodóvar cuenta con Tilda Swinton y Julianne Moore, dos damas capaces de llenar la pantalla aunque no quieran. El manchego les deja hacer, atento al mínimo gesto que rompa su contención. Las adoramos.

Si nos ponemos analíticos, habremos de apuntar que esta película merecedora del León de Oro, flaquea en los innecesarios 'flash-backs' en los que asoman actores españoles, y que como película sobre el tema del derecho a acabar con la propia vida resulta demasiado edulcorada. Es más fácil afrontar ese paso cuando no tienes dudas, tu amiga te apoya incondicionalmente y lo puedes hacer en un chalet de lujo en pleno bosque ¡y con la música del gran Alberto Iglesias!

Pero, en fin, 'La habitación de al lado' acaso no sea una película para pensarla sino para dejarse llevar por sus sensaciones, taparse con la manta de su melancólica serenidad, sentarse en esas tumbonas entre Tilda y Julianne y ver nevar...