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Setenta años de la vida cotidiana de los guipuzcoanos de a pie condensados en veinticinco minutos seleccionados de entre once horas de filmaciones domésticas, industriales o publicitarias. Éste es el resultado de la película realizada la semana pasada por una veintena de alumnos de la Escuela de Cine Elías Querejeta y aficionados al séptimo arte que se apuntaron al programa de la Diputación Foral de Gipuzkoa 'Diálogos de Cineastas'. Todo, liderado por el archivista, escritor y cineasta Rick Prelinger (Washington, 1953), creador de los Archivos Prelinger. Los responsables de la Escuela trabajan en obtener todos los permisos necesarios de los propietarios de las grabaciones para colgar algún día la película en alguna plataforma de internet.
El 'experimento' no es nuevo –Prelinger ya lo realizó en el Festival Punto de Vista de Pamplona hace un lustro–, pero sí peculiar: a través de lo que denomina 'películas efímeras' –filmaciones familiares, publicitarias, industriales, educativas...–, los responsables del programa seleccionan escenas y montan un documento audiovisual que se aparta de la imagen que un enclave –en este caso Gipuzkoa–, desea proyectar de sí mismo. En su lugar, irrumpen con fuerza las escenas de la vida cotidiana registradas en su mayor parte sin más intención que servir de recuerdo y que con frecuencia resultan más elocuentes que cualquier otro documento similar.
En el caso de 'El País Vasco perdido y encontrado', que se proyectó el pasado día 23 en Tabakalera, el resultado es «una región muy tradicional, pero que sabe pasárselo bien», en palabras del creador de los Archivos Prelinger. A la pregunta de si todas las ciudades son parecidas, el cineasta responde desde su dilatada experiencia con «un enfático ¡no!' La memoria colectiva local aparece de una forma muy fuerte en este tipo de materiales. Trabajar con estas películas es una forma de resistencia a la globalización cultural. Esta película sólo podía haberse hecho aquí», recalca Rick Prelinger.
El equipo encargado de tejer este 'mosaico' audiovisual buceó en las películas domésticas depositadas en la Filmoteca Vasca y extrajeron de esa ingente cantidad de material, once horas de grabaciones de las cuales salieron los veinticinco minutos «seleccionados con gran sensibilidad» del montaje final. Celebraciones familiares, paisajes tanto de montaña como urbanos, fiestas locales y escenas del mundo del trabajo conforman esta «sinfonía de la ciudad» en la que no hay lugar para las estampas tipistas, ni para el turismo. Las imágenes proceden de películas rodadas entre 1920 y la década de los ochenta del siglo pasado.
Prelinger asegura que así como su experiencia en 2019 en Navarra contó «con mucho tiempo de elaboración y la colaboración del Archivo de Navarra», lo que ha encontrado en su estancia en la Escuela de Cine de Tabakalera ha sido «una unión como nunca había visto antes entre los alumnos del centro y los ciudadanos interesados en participar en el proyecto», distribuidos en cuatro grupos diferentes. En su opinión, es el resultado de un proceso en el que los creadores de la película «nos identificamos con lo que muestran estos filmes domésticos».
En opinión de Prelinger, «proyectos como éste dan una nueva utilidad a los archivos, cuya existencia sólo se justifica mediante su uso y ésta es una forma elevada de utilizarlos». En este punto, explica que «es importante contar con archivistas porque los archivos son frágiles y además su función no puede ser únicamente servir a los intereses del estado. Ante lo que considera «una torrencial producción de imágenes» ligada a los dispositivos móviles, considera que «los necesitamos desesperadamente». También considera que «la memoria no la hacen sólo los gobiernos y los estados, sino también las familias y otras instituciones». Por otro lado, admite el cineasta estadounidense que preservar a lo largo del tiempo los soportes de las imágenes en movimiento «resulta muy caro».
Tras emplear su primera semana de estancia en la realización de esta película, Prelinger ha impartido desde el pasado lunes un curso en la Escuela sobre 'Internet como archivo' al que se han apuntado una veintena de alumnos. «Tenemos que pensar qué tipo de archivo será internet o incluso si queremos que lo sea. No debemos tener miedo».
En donde sí «se huele el miedo –según Prelinger–, es en las productoras de cine de entretenimiento» a cuenta de la irrupción de la inteligencia artificial. «Están asustados», asegura. «Yo pienso que vamos a vivir en un mundo híbrido con un cine sintético y artificial, por un lado, y por otro, con películas como la que hemos hecho aquí, que espero que se revaloricen», concluye.
Nacido en Washington, Rick Prelinger vive en San Francisco. Desde los años ochenta, ha recopilado películas domésticas, grabaciones industriales, anuncios publicitarios y otros contenidos audiovisuales, hasta reunir más de 60.000 documentos de lo que denomina 'cine efímero'. Una parte de este fondo lo adquirió la Biblioteca del Congreso de EE UU, mientras que unos 5.000 títulos están disponibles en Internet Archive. Prelinger, que ya pasó hace diez años por Donostia de la mano de la UPV/EHU, es autor de películas como 'Panorama Ephemera' (2004) o 'No More Road Trips?' (2012). Junto a Megan Prelinger, creó la Prelinger Library desde la que defiende la apropiación y uso de contenidos audiovisuales.
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Fernando Morales y Sara I. Belled
Amaia Núñez
Patricia Rodríguez e Izania Ollo | San Sebastián
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