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Estibaliz Urresola | Directora de cine
Berlinale
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«El personaje de Lucía tiene muy claro quién es. Son los otros quienes no la ven»Estibaliz Urresola (Llodio, 1984) es la primera directora vasca que compite por el Oso de Oro de la Berlinale con una ópera prima. Patricia López Arnáiz, Itziar Lazkano y Ane Gabarain son las protagonistas del primer largometraje de Urresola. En euskera, castellano y francés, ... la cinta sigue a una familia en trance de separación, que regresa de Baiona, donde vive, a la casa materna en Llodio. El eje de la historia es la pequeña Cocó, que quiere que la llamen Lucía y no Aitor (Sofía Otero).
- El personaje de Lucía está interpretado por una niña, Sofía Otero; alguien le preguntará por qué no eligió a un niño.
- Ni siquiera hice un casting de niños. No me parecía honesto con el personaje. Lucía sabe muy bien lo que y quién es: una niña. Así que tenía que estar interpretada por una niña. Sabe el nombre por el que quiere ser llamada. Son los demás quienes no saben, quienes no ven porque no pueden, no quieren o les da miedo. Lucía está interpretada por Sofía porque es una niña. Una niña (la actriz y el personaje) que entiende y siente perfectamente lo que es estar y que no te vean, ser y que no lo sepan.
- En el encuentro con la prensa tras su primer pase en la Berlinale, un medio anglosajón ha utilizado la expresión 'coming of age', usada habitualmente para las películas en las que su protagonista transita de la infancia a otra edad más adulta. Esgrimió igualmente la idea de 'iniciación' al preguntarle sobre su primer largometraje. Usted, elegantemente, le ha refutado el discurso.
- La pregunta fue hermosa porque también debatimos sobre la mirada y el amor pero no asumí el 'coming of age' porque Lucía no está en transición ni su historia es un viaje hacia otra dimensión de su ser. Aunque no sepamos qué pasará más allá, más tarde, en los otros mundos que la rodean. En verdad, ese tránsito, esa 'transformación', ese 'viaje' lo realizan los personajes adultos. Fue una idea que una y otra vez me transmitían los padres, los familiares y educadores de niñas y niños trans con los que hablé muchísimo durante el proceso de creación de '20.000 especies de abejas'. Eran ellos, ellas, los mayores, los que pronto se encontraban al borde de muchos precipicios. Muchas de sus seguridades se tambaleaban ante sus hijos.
- Aitor es Lucía.
- Ver, discutir, asumir que Aitor es Lucia tiene en los personajes y en la película una fuerza casi telúrica. Ella, tan pequeña, tan frágil, crea una revolución a su alrededor. También en la abuela, una mujer que ha callado mucho quizás por mantener un estatus en el pueblo. También en Ane, que se cree una madre moderna pero que como mujer arrastra muchos fantasmas, inseguridades, deseos aplazados. En el pueblo…
- Es, realmente, una película muy coral, habitada por muchos personajes. ¿Qué ha significado eso en cuestiones de puesta en escena, trabajo con la cámara, montaje?
- Quería que la cámara estuviera siempre a la altura de los ojos de Lucía, no de la mirada de los mayores. Quería también que fuera un filme concentrado, que no se escapase a muchos exteriores. Ningún gran movimiento de cámara y a la que manejábamos al hombro, que se le sintiera el pulso pero que no temblase. Una película sin banda sonora que pudiese influir en las emociones del espectador. Eso sí, los personajes son definidos también por la música que eligen. No es lo mismo escuchar, como hace una de las protagonistas, a El Consorcio que a Lurdes Iriondo, como hace otra. Dos tipos de canciones que nos sitúan también en el país que habitamos y en cómo lo hacemos. Por otro lado, yo no buscaba contar la historia de la madre de Lucía en paralelo a la de ella ni me imaginaba dejando a los personajes secundarios fuera de foco. Deseaba que sus retratos se tocasen, interpusiesen, porque lo que viven les cambia a todos.
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Oskar Belategui
- Hablando de país, '20.000 especies de abejas' sucede en lugares distintos, de comarcas distintas, de estados distintos. Euskera, castellano y francés son las lenguas de la película y los personajes van y vienen entre fronteras.
- Es un filme sobre identidades y la de este país está contada e (in)definida por sus idiomas, sus pasos fronterizos, sus dos estados. Y sí, quizás esa frontera y ese ir y venir de un lado al otro de sus protagonistas, tiene algo que ver con ese 'pasar' de una identidad a otra. No lo digo por Lucía. Sí por Ane, ¿quiere ser catedrática, quiere lograr la estabilidad económica o quiere ser escultora?
- Mucho secreto de familia fuera/dentro de campo…
- Sí, claro. Cosas que se callan y que también forman parte de nuestra identidad. Yo diría que a veces somos casi más lo que callamos o nos han callado que lo que contamos o nos contaron. En el encuentro con la prensa Patricia (López Arnáez) dijo que su personaje había sido inspirado en parte por tantas vivencias femeninas, las de su tía, de su madre. Ese decir suyo 'Han pasado cosas en esta familia pero…'
- Las abejas, esas criaturas a las que se les avisa de nuestro nacimiento, de nuestra muerte, como símbolo…
- Me gustaba narrar el proceso de (re)afirmación de Lucía a través de la manera en que conoce, asume y reinterpreta aquello que le rodea. La abuela es religiosa, la tía apicultura y ella cogerá de todo eso lo que le sirva para reafirmarse. Sí, las abejas. Ancestrales, rituales. Y su cera, siempre más moldeable que el bronce de una escultura… que se rompe. Y el fuego, que incendia.
- Le han pedido autógrafos y selfies a la salida de las proyecciones. La han abrazo. Y le han preguntado, sí, por la cuestión de género, por la mirada y por el amor.
- Y he respondido que la mirada nos 'construye'. No solo cómo nos miramos nosotros, cómo y qué miramos, sino cómo somos miradas, mirados, No hay una única forma de ser ni mujer ni madre ni feminista ni nada. En cuanto al amor si se expresa respetuoso, íntegro, dándote el espacio que necesitas, te 'construye'. Y si no, no te deja afirmarte, o te destruye.
- Su cortometraje 'Cuerdas' ha sido proyectado desde su estreno en Cannes en decenas de festivales. Su primer largo llena el Berlinale Palast y el Zoo Palast de Berlín pero en octubre usted estuvo en una 'residencia' de cine de terror en el Festival de Sitges...
- Fue algo extraño y fantástico. Algo parecido a una propuesta a varias mujeres cineastas para acercarnos al cine de miedo como autoras. Anna Fernández de Paco, Eva Saíz, de la Escuela de Cine de Madrid, y yo veíamos las películas y las comentábamos con Paco Plaza ('La abuela'). Llegué a la conclusión de que basta solo un ligero cambio de mirada, de cámara, de enfoque para que cualquier filme, el mío incluido, se convierta en cine de horror.
- Tres nombres aparecen en las fichas junto al nombre de Sofía, su intérprete: Aitor, Cocó, Lucía…
- Y de ahí, para reafirmarte el nombre con el que tú te nombras y pides que te nombren. El nombre como espacio simbólico. Como lo son las colmenas.
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