Crítica de cine: 'En guerra con mi abuelo'

El caso es que aquí tenemos, con su habitual solvencia, a Robert de Niro y Uma Thurman, más otros veteranos no esperados: Christopher Walken y Jane Seymour, al servicio de una comedieta infantil, si quieren familiar por su cierta reivindicación de los ancianos marchosos, más cerca del estilo de las películas de 'El diario de Greg' que de otra cosa.

Un gran número de guionistas y de productores no han logrado que la cosa pase de un cruce de bromas más o menos pesadas entre un nieto (Oakes Fegley, majillo, visto en 'Peter y el dragón' y en 'Wonderstruck. El museo de las maravillas') y su abuelo, De Niro. Como al ir a vivir este con la familia de su hija (Uma) el chaval ha de cederle su dormitorio y es desterrado al desván, inician una guerra secreta en la que si uno le pone al otro dentífrico en sus galletas el otro le quita los tornillos a sus muebles...

Para no cargar las tintas, cuando se acumulan varias faenas, abuelo y nieto pasan algún rato de buen rollo, que se quieren y en esta película hay tanto comedia como ternura familiar. Admitiendo lo tontuno de la propuesta, la cosa fluye como un pasatiempo entre soso y entrañable, de esos para consumir a la hora de la siesta, en el que hasta puede surgirnos alguna inesperada risotada.