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La última romántica de Llodio ya tiene películaOskar Belategui
Llodio
Jueves, 15 de febrero 2024, 08:54
Txani Rodríguez dedica 'Los últimos románticos' «a todas las personas que fueron amables conmigo alguna vez». Irune, la protagonista de su novela, Premio Euskadi de Literatura en 2021, no disfruta de mucha amabilidad a su alrededor. Insegura, maniática e hipocondríaca, su vida transcurre entre la ... fábrica papelera en la que trabaja y su pisito en una ciudad muy parecida a Llodio. Sobrelleva un duelo de mala manera y se ha fabricado una rutina que se alterará cuando se convoque una huelga en la empresa y se palpe un bulto en el pecho. Solo le alivian las llamadas a un operador de la línea telefónica de Renfe, de cuya voz se ha enamorado, para consultar horarios de trenes que nunca tomará.
Txani Rodríguez puede hoy contemplar a Irune de carne y hueso. Está tomando un vino en una terraza junto a la estación de Llodio y tiene el rostro de Miren Gaztañaga. En este miércoles de veintitantos grados todo tiene truco: los figurantes que simulan ser pasajeros camino del tren y el viento húmedo, provocado con un ventilador gigante y manguerazos al suelo. Para el director David Pérez Sañudo es esencial capturar la atmósfera de la novela, los ecos de un pujante pasado industrial que hoy dan paso a la melancolía. El río y los bloques de pisos altos encajonados entre montes. Ese es el paisaje de Llodio y el de tantos pueblos industriales en Euskadi.
«Nunca había estado en un rodaje. Me llama la atención la cantidad de gente que mueve el cine», se sorprende Txani Rodríguez, que también ha descubierto «la cantidad de veces que repiten las cosas». La escritora ha preferido no leer el guion escrito por Marina Parés y David Pérez Sañudo. «No vi clara mi aportación. Soy muy consciente de que la película es un proyecto suyo. Espero que se recoja el espíritu del libro, pero no tengo un interés particular en que se reproduzca con fidelidad. Casi prefiero que la lleven a otro lugar».
'Los últimos románticos' se titula en realidad 'Azken erromantikoak' porque se rueda en euskera. Gernika, Lisboa, Ronda (Málaga) y Sevilla son algunas de las localizaciones. La fábrica de Irune es en realidad la combinación de diversas factorías guipuzcoanas. La productora vasca Irusoin y la andaluza La Claqueta ya habían trabajado juntas en 'La trinchera infinita' y 'El Estado contra Pablo Ibar'. El productor sevillano Olmo Figueredo se embarcó en el proyecto después de leer un tuit del periodista que escribe estas líneas, asegurando que en la novela había una gran película.
«Me hace mucha ilusión ver a tanta gente trabajando a partir de una idea que escribí en mi cuarto de mi piso de Llodio. Es algo muy bonito», reflexiona Txani, a la que le gusta el cine intimista como 'Los últimos románticos', donde gran parte de la acción transcurre en la cabeza de la protagonista. «Cuando la escribí nunca pensé que podría ser una película: nada menos cinematográfico que una mujer que apenas habla con gente. Aunque esto de que pasen o no pasen cosas en el cine es muy relativo», zanja.
Txani Rodríguez no ha hablado sobre la soledad de Irune con Miren Gaztañaga. La actriz de 'El Hoyo', 'El guardián invisible' e 'Intimidad' leyó primero el guion y después la novela. «Fue un regalo porque pude alimentar el personaje de manera rica. Irune es una mujer compleja y frágil, que ha sufrido pérdidas en su vida y se ha resguardado en una visión romántica del pasado», define Gaztañaga. «Su mirada perderá inocencia y será capaz de despertar a la vida; de estar con los muertos pasará a estar con los vivos».
Irune está presente en casi todos los planos. «Hemos tenido muchos ensayos, lo que no es habitual. David es muy exigente y a la vez tiene un grandísimo cuidado humano. No es un rodaje de sufrir para llegar», asegura tras semana y media de trabajo. El sentido de comunidad de un pueblo en decadencia y el ecologismo también son temas importantes en el filme. «Es curioso. Irune vive aislada pero añora cuando se sentía parte de una comunidad».
David Pérez Sañudo nació en Bilbao pero creció en el Valle de Mena. Sabe muy bien cómo son Balmaseda, Artziniega, Llodio... «Conozco mucho esta zona y tengo familiares que trabajaron en estas fábricas. Me identifico con estos lugares de próspero pasado industrial, que ahora tienen que buscar otras actividades. Me interesaba el personaje a la deriva de la novela», justifica el ganador de tres Goyas con 'Ane', que conecta generacionalmente con la protagonista: «Una pegatina de Fanta, la música de los 90...».
La atmósfera será esencial en 'Los últimos románticos'. «Una película muy íntima, muy de territorio metalizado, suburbial, donde ya no suena la sirena de las fábricas y los bares se llenan a la salida de los obreros», describe el director, que promete conservar el espíritu del libro. «Cualquier lector se encontrará reconocido en la película siendo muy diferente».
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