'Sin señas particulares': viaje bello y tenebroso

'Sin señas particulares' hablar de una madre que va en busca de su hijo desaparecido, pero no hay asomo de heroicidad o exaltación en su drama y en su miedo, en su viaje a las tinieblas de una frontera difusa, la de México, como un límite con un infierno informe y difuminado, tan horroroso que no tiene forma concreta, pero sí el perfil claro del mal. Un horizonte oscuro al que se dirige su hijo acompañado de un amigo en busca de tierra prometida.

Tiene arrojo y las cosas muy claras esta directora, Fernanda Valadez, que se muestra tan hecha y segura en su debut en el largometraje. Lo vieron los seleccionadores de Cine en Construcción que la apoyaron y el jurado de Horizontes Latinos que la premio él año pasado. Valadez elude cualquiera de los tópicos de la madre coraje, y opta por un viaje sensorial bellísimo y sobrecogedor, físico pero también perceptivo, en el que esa madre que necesita saber se inscribe en una creatividad visual y sonora pasmosas: cada encuadre es un prodigio. Con la expresiva austeridad de Mercedes Hernández no hay pérdida. El filme exige predisposición del espectador para dejarse llevar sin sobresaltos pero con sensaciones fuertes, bellas o tenebrosas, en un viaje a merced de los poderes sin forma, y habla en susurro de la relación maternofilial, por la pura necesidad mutua y permanente.